Hoy hablaban en la radio, de la autenticidad o no, del último cuadro millonario -el retrato de Cristo 'Salvator Mundi'- subastado. Me sorprendió escuchar, que el polímata Leonardo da Vinci, murió pensando que había perdido el tiempo. Creía no haber aportado gran cosa a la humanidad.
Umm...me dejó pensando. ¿Qué podría hacer?
No quiero que me pase igual. Ja, ja...
Me retiraré 100 años a un monasterio a meditar
Fuera de broma, supongo que "el que más y el que menos", se ha planteado cuál será su aporte.
Y por otro lado, los grandes hombres, los de verdad grandes, suelen ser también los más humildes. ¿Por qué será?
Otro caso, quizás menos conocido, es el del arquitecto modernista diseñador de la Sagrada Familia (Catedral de los Pobres, negocio de ricos) Antonio Gaudí. Siete de sus obras están consideradas Patrimonio de la Humanidad -nadie puede decir lo mismo- apoyándose su genio en una vida sencilla, austera y obsesionado con sus trabajos. Hasta el punto de morir poco después de ser atropellado -inmerso en sus cavilaciones- por un tranvía, y confundido con un mendigo. Tardaron en socorrerle y trasladarlo al hospital.
Tampoco sería justo olvidarse de otros tantos genios -mal pagados y que se dejan la vida- anónimos. Médicos, investigadores, super mamás...
...el camarero de un bar.
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