La muñeca mira al gato que se impulsa para cazar al ratón, “lo va a atrapar”, el roedor se convierte en perro. Ella no lo puede creer. El can persigue al gato que trepa por la cortina, la tela se desgarra, cae quedando a su alcance. Estupefacta. Parpadea, parpadea, “lo va a matar” cierra, abre los ojos; el felino se convierte en gato salvaje, está por coger el cuello del perro; que esquiva, y huye. La marioneta está sin respirar. El claxon del carro maravilla suena estridente, y distrae al cazador. El can da la vuelta, seguido muy de cerca por el montés, a punto de atraparlo, salta al vacío. El gatuno ladea la cabeza para todos lados. Ve a la bambina petrificada, se dirige hacia ella. Da un triple salto y poco antes de morderla, desaparece, quedando la foto de un tierno y lindo gatito en el buró. Cuando la muñeca está siendo cargada por su “mama” ésta, le dice que le contará el cuento de un cachorro y un pirata minino. Ella tiembla, se infarta. La niña grita y llora, —¡Mamà!, mamá, la muñeca ya no abre los ojos. |