LA MUERTE SE DESATA
Un luto tenebroso, negro, cubre la ciudad
las campanas tañen desamparo
el río se para,
el sol se desmaya…
La muerte, lánguidamente, se desata.
Gimen los pájaros tu ausencia
las mamas cortan la leche
lloran los perros
falta tu inmensa presencia
¡Que desconsuelo!
La muerte, sobrecogedora, se desata.
Llevan mis ojos pesadas cargas de lágrimas vivas,
exploran la memoria,
Indultan tus faltas, ensalzan tus dones
¡no me abandones!
La muerte se desata corrompiendo la dicha
atropellando la memoria,
los ángulos vivos de mis rincones,
la piel a jirones,
arranca de cuajo la esperanza,
el alma estremecida a merced de la brisa,
el mal me traspasa, se presagia
rebasa.
La muerte, agonizante, se desata
Echa sal en la heridas,
aunque en dolor, he de sentirme viva
calma alma mía.
La muerte, agotadora, se desata.
Aúlla despavorido el viento
camino del camposanto
las flores se acurrucan acongojadas
temblorosas, deshojadas…
a ti te llevan sereno… al final,
a mí a la nada.
La muerte soberbia, excelsa y poderosa, se desata…
|