Copos de nieve, árboles tapados de hielo, no veo a nadie caminando desde ésta enorme ventana, las calles están vacias, estos copos q caen lentamente pueden llegar a congelar a cualquiér corazón caliente y controlar la velocidad de los grandes carros...
Todo es una mágica postal en blanco y negro...la noche es perfecta y me siento en calma.
Al girar mi cabeza vuelvo a mi presente y veo a la multitud de ésta glamorosa fiesta y pienso todo lo q recorrí hasta llegar aquí; mi cabeza danza al compás; Que agradable!...música suave, techo alto, sofás lujosos gente riendo y una copa en mi mano con mi mejor vestido rojo.
Tomo asiento y arreglo mi pelo, estoy en un rincón de algún piso de Budapest y no me importa cual...todos los invitados son nuevos en la ciudad buscando aventura y eso es lo que busco hoy.

Me míro al espejo y observo mis ojos, como ha cambiado mi alma; hoy yo misma noto como gestiono cada emoción, mi mirada es calma, entregada a la vida, cansada de resistir...

Mi vestido y mi sonrisa atraen a un joven , el cual persigo con mi mirada...

Tomo iniciativa y salgo al balcón

La noche esta fría, mi copa esta llena, me siento radiante y ese conjunto es irresistible a mi presa...

Él se acerca a mí y dice:
- Sólo dime como te llamas y dame el tiempo que dure tu copa.

Ella sonríe.

Él: la mira a los ojos y le dice:
-Eres tan hermosa cuando sonríes, tanto como tu figura. Tus ojos están brillantes y seguros, decididos y entregados a la vida...eres hermosa mujer, eres el sueño de cualquier hombre...
Ella no habla... se sonroja y pide fuego.

Él se lo ofrece y aprovecha a acercarse...con una mirada complice el fuego se enciende entre tanto frio...ella voltea su cuerpo y pierde su mirada al horizonte y dice:
- Éste lugar posee las mejores vistas de la ciudad.

Él suavemente la abraza con respeto y dulzura, y silenciosamente la mata...

Ella muere en sus brazos en calma, su sangre corre sobre el paraíso blanco, con su vestido preferido del mismo color, ese rojo intenso con el que también solía simbolizar al amor.

Mientras él susurra...señorita usted huele a ángel, ahora entiendo su destino, pero en este mundo, los negocios no.