Los años donde pudimos sostener nuestra noche tenían
el sabor de lo infinito y sin embargo,
cuando aparecia ese relámpago lejano nos volvíamos silencio.
Breve chispazo iluminando lo que en nuestros fondos sin luz ya sabíamos
que no íbamos a convertirnos en esos sueños
ni en un para siempre,
que toda esa cantidad de noches eran solo
una buena racha,
Que nunca nadie pudo ganarle a el sol.
Texto agregado el 18-11-2017, y leído por 117
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