Abrí la ventana,
las nubes impedían ver el cielo,
sin embargo las nubes eran cielo
y este estaba en mí
Desvele a mi alma,
la limpie y enjuague
después de una larga temporada,
y ese azul resplandeciente y olvidado
me hizo lagrimear
Camine erguido y a paso fuerte,
no mas a tambaleos
ni a inseguros intervalos,
y llegue, llegue al fin,
a aquel lugar que no sabía que buscaba
Mire, esta vez lejos y no hacia afuera,
no al mundo exterior que me rodea,
me atreví, me observe a mí,
y claro estaba el camino
y las frescas sombras
que me protegían del dañino calor
Repose, me senté y descanse,
porque estaba ya extenuado
de vivir con mis huesos congelados,
y me embriague de una dulce sobriedad
para afrontar la resaca de la vida
Abrí la ventana, y ahí estaba el cielo,
no sé si llovía, no sé si alumbraba,
pero era mío, mi cielo privado,
y fue suficiente para seguir.
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