Tu boca en la mía,
a su medida,
desfilan sobre tus hombros mil caricias
que forman caminos y me abstraigo perdida
en tu calidez masculina,
e invento sucias palabras con forma de rimas.

Un rico cerezo
me sabe esa boca de terciopelo,
un fruto a punto de caer
sobre el cuerpo abierto
y en cada mordisco
nace un nuevo sentimiento
convertido en verso.

Juego cómplice
de narices, lenguas y labios,
sonrisas que hacen cosquillas de grato impacto
y dedos que moldean mi silueta de barro
para dejarme llena de sudor
y con las piernas temblando.

Tu boca es mía
y no hay otra igual que yo desearía,
está hecha a mi medida,
a mis ganas y es la piedra de mi filosofía.

Tu boca de miel y acaramelada,
es mi adicción esa golosina encantada
y a pesar de que no tengo vicios
es mi desvelo la dulce inquietud que te guardas,
es la ternura de tu humanidad
y la humildad de tus actos
lo que ha traído paz a mi alma.

Tu boca en la mía...
boca de carne y pan,
boca de vino y sandía,
boca pecadora y delatora,
exploras y humedeces mi flor erótica,
boca peligrosa
hecha de claveles y prosas,
¡qué delicia de boca!