Observar el cielo
y oír el tráfico en la distancia.
Justo la que necesito poner
entre mi existencia
y la del resto.
Aborrezco la humanidad.
Es un leve odio macerado
a fuego lento desde niña.
Humanos talando jóvenes árboles
que se niegan a perecer
y brotan verdes y rebeldes.
En ocasiones
me imagino
expulsando una nube tóxica
en forma de hongo,
mi propia bomba atómica,
llenando todo de escombros,
cadáveres de gente estúpida
desparramados en las aceras
y una lluvia
que lejos de ser ácida
es salada, agría...
como la savia de un árbol