Las monjas fueron acosadas por un grupo de individuos que obviamente tenían horribles intenciones. Percatándose que no podían robarles nada, las llevaron a un lugar apartado, a la más vieja la ataron de pies y manos y a la otra la amenazaron con asesinar a su compañera si ella no hacía lo que ellos le pedían. La religiosa encomendó su alma a todos los santos, pidió a Dios que la salvara de esta situación infame y que no permitiera por ningún motivo que ella cometiese pecado. Una daga hechiza fue puesta bajo la barbilla de la madre Juana, una mujer de edad provecta que había consagrado su juventud al servicio de Dios. Los maleantes reían salvajemente, incentivados por la expresión aterrorizada de Sor Lucía, quien comprendía muy bien que debería someterse a los abominables dictados de esa turba si deseaba salvar la vida de su compañera. Un individuo de aspecto repulsivo la conminó a tenderse en el suelo y ella, temblando como una hoja, obedeció la orden. El tipo se postró a su lado y comenzó a quitarle su vestimenta mientras esta acción era coreada por el resto. Sor Lucía lloraba e imploraba mientras le pedía a Dios que no permitiera que se llevase a cabo esa barbarie.
Desnuda y humillada, la joven monja debió sufrir los desenfrenados embates de esos delincuentes que desfilaron uno a uno delante de ella para saciar sus bajos instintos.

Lucía abandonó los hábitos una tarde de Julio. Mirando con tristeza la sobria arquitectura de aquel convento, se encaminó a una nueva vida, no exenta de complicaciones, pero que enfrentaría con mucho coraje.

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-Me gustaría saber cuanto cobras por unas cuantas horas de placer.
-Lo establecido. Ni más ni menos.
-Vamos entonces mi rubiecita linda.

Ingresa la pareja a un cuartucho de un hotel de mala muerte. Después de varias horas de placer, la mujer abandona la habitación con su cabeza cubierta con una pañoleta azul.

Los diarios destacan la insólita noticia: “ Otro individuo aparece desangrado en hotel de la ciudad. Su miembro viril fue cortado de raíz. Se supone que este es un nuevo crimen de la llamada Vengadora de la Noche”.

-Ya van cuatro. Así como van las cosas, en menos de dos meses dejaré esta profesión, si mi Dios así lo dispone.

La rubia atisba bajo la luz mortecina de las farolas mientras sonríe misteriosamente a la espera de un nuevo cliente al cual satisfacer…