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La Ponderosa
Entrar fue fácil, pero salir...
En los ochenta en San Felipe tenía un amigo llamado Genaro a quien había abandonado la mujer. Cuidaba de los hijos y atendía unos tacos que frente a 'La Ponderosa' (Antiguo local en el centro) degustaban lugareños y norteamericanos desnudos o con ropa. La Ponderosa abría las puertas temprano porque en aquellos años era la costumbre. Las cantinas no necesariamente se visitan de noche.
Junto a Genaro había un mueble grande con sillones amplios para aquellos que daban servicio al calzado. Un bolero de quien no recuerdo el nombre atendía a su clientela y la calle sufría de aglomeraciones de gente de manera constante. Era un lugar concurrido, amado por propios y ajenos pues al ser San Felipe de Jesús un puerto, la fiesta permanecía en el rostro de sus habitantes. ¡Lugar tan especial! Cada uno de nosotros sentía gratitud de conocerle.
Al norte encontré un grupo norteño y al anciano que teniendo con qué pagar la pieza, conquistaba a las mujeres con música y cerveza. La alegría era mucha y transmisible. En aquellos años todos padecíamos felicidad.
Después tomamos un autobús al sur y como te decía, salir es otra cosa. La salada (entre San Felipe y Mexicali) se llenaba de agua en octubre, mes de marea alta y al estar cinco metros bajo el nivel del mar era complicado brincar el charco sobre neumáticos. El operador de un Ford viejo de redilas ofreció cruzarnos dejándonos unos metros más adelante y ya no recuerdo como fue que llegamos o a donde.
¿Será que me quedé? ¿Que morí en La Salada? ¿Permanecí todos estos años sumergido en arena pantanosa?
Volví a buscar a Genaro y a sus niños. A la señora de enfrente y la alegría que tanto me hacía falta. Volví porque dice la gente que quien se va siempre regresa y ¡Mi amigo! ¡Deja que te cuente! No encontré a nadie. Era otro lugar.
K
RH |
Texto agregado el 02-11-2017, y leído por 179
visitantes. (13 votos)
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Lectores Opinan |
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29-11-2017 |
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Suele suceder, querida Leti, a veces los recuerdos nos hacen idealizar las cosas... me encantó tu relato.
Un abrazo dulce, querida. gsap |
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08-11-2017 |
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Dicen que nada es igual en los regresos, otros profetizan el eterno retorno y encontrarás a Genaro sin remedio, y quién te dice, también a aquella felicidad que padecíamos. Me gustó mucho. gavilan-negro |
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03-11-2017 |
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Si algo d coraje es que después de haberte comentado s ciga la red y s pierda l comentario. Te decía que en tu texto tienes magia y realismo, y que las cosas ya son otras, nuestra felicidad cambió por oscuridad y cabezas que ruedan como pelotas de boliche. . Abrazo y buen dia tengas amiga, Te djo un ramo d rosas, tb te deje recado en tu blog sendero |
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03-11-2017 |
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Tiene razón Zepol, se parece a la canción de Sabina, pero con tu sello. Me gustó.
***** tequendama |
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03-11-2017 |
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“…me puse a buscar tu cara entre la gente y no halle quien de ti me dijera ni media palabra, parecía como si me quisiera gastar el destino una broma macabra. No había nadie detrás de la barra del otro verano” Eres la versión femenina de Sabina, pero mucho mejor. -ZEPOL |
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