estaba frente a la catedral... estaba destruída... nadie había... tan solo el silencio y una que otra ave revoloteando ante aquella majestuosidad... en verdad fue algo grande, pero, ahora, todo destruído, me da como un balde de agua fría al alma...
me senté frente a la verma que yacía cerca y cerré los ojos tratanto de ver algo mas... cuando abrí los ojos, un ave de colores estaba frente a mis ojos... quise preguntarle algo, pero el ave de colores habló acerca de la catedral... diciendo que había sido un monje de la catedral y que mientras hubo monjes y santos, todo fue tal como ahora, mucho silencio y dolor ante el devenir del final... le pregunté cómo fue el final y cómo es que vivían en esos tiempos... el ave de colores me dijo que la gente vestía de colores, y no había mujeres, tan solo hombres de todas las edades... de niños llegaban y les quitaban el miembro de tal manera que se olvidaran de las peturbaciones... aún así, ese mundo de las pasiones tiene diferentes asideros... suben y bajan como el sagrado aliento, coloreando las almas a su antojo, el poder de la vida está en no luchar contra ellas... es natural errar... por ello es hermosa la libertad cuando se haya en un cuarto de cuatro paredes frente a todo el silencio y la soledad de este mundo loco... hubo muertes injustas y justas, pero las cosas emperoraban para mas... hasta que no hubo mas que un solo hombre y este encontró la libertad... y ya con sus alas y colores fue y vino a su antojo por este mundo... y lo que encontró fue tan hermoso como la vida y la muerte...
me paré pensando en el aver y supe que muy pronto volaría por la vieja catedral... mientras eso pensaba, el ave de colores desaparecía por la luz del sol...