Hoy aqui desde mi asiento laboral me preparo para los pendientes del día, hacer llamadas o recibirlas, programar los pagos, verificar la cobranza, solicitar la determinación de los impuestos, hacer un par de citas, firmar y firmar y firmar, negociar con firmeza, analizar la última reforma politica. Necesito ir al banco, creo que iré caminando.
A mi paso veo antiguas mansiones, jardines impecables, árboles de rojo y amarillo flanqueando las callecitas, cielo nublado y el frio siempre puntual en esta temporada. El cajero automático está fuera de servicio, pero hay otra sucursal más adelante, allá junto a la antigua residencia gubernamental. Camino con gusto y calma, llenándome de la vida que me circunda. Un tanto por el calor que genero en mi caminata y otro más por la condición física, sin proponérmelo quedé sentada en esa banca que reserve para nuestro primer encuentro real . . . aun está reservada para nosotros. Nunca será.
Retomo el aliento, te extraño una vez más, sonrío y pienso que quizá hoy, desde tu lugar, alla en la distancia, pensarás un poco en mí.
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