Sobre la forma:
Un cuento corto debe tener una estructura tal que con pocas palabras construyas las columnas que lo sostengan. ¿El resto? Información que muchas veces es el mismo lector quien incorpora sin percatarse. Por ejemplo, tú sólo escribes; la casa grande, y a esa figura el lector le asigna un color, dimensiones e incluso un aroma. Es esa sutileza de presentar a tu lector ‘los titulares’ aquello que ayudará a que un texto sea más o menos exitoso. Usa incluso el título, ya sea como una pista o como una respuesta para deducir el desenlace del relato.
Soy fervorosa creyente de la fuerza de los sustantivos y los verbos. No es necesario saturar el texto con adjetivaciones y adverbializaciones. Es lo simple aquello que favorece la escritura, imagina con las palabras la siguiente imagen; un caballo destaca más cabalgando en solitario por una llanura que dentro de un establo junto a cincuenta de sus congéneres. Haz un trabajo de abstracción, limpia el relato de todo acompañante innecesario, verás cómo los que queden brillarán más y mejor. Por otro lado, analiza cada sustantivo, cada verbo, busca opciones, sinónimos, encuentra aquellos con más fuerza o más delicadeza, según el caso. Verás cómo sus acompañantes serán todavía más prescindibles. También trata de no excederte en descripciones que caigan en lo patético, ya que – por excesivas – no ayudan a embellecer el texto sino que por el contrario lo ensucian entorpeciendo su fluidez.
Sobre el contenido:
No hay que olvidar que, cuanto más surrealista es la historia que se cuenta, mayor es el esfuerzo que debe poner el escritor en crear un entorno de credibilidad, a fin de que el lector acepte la propuesta.
Para nuestra fortuna, el cerebro humano tiene la capacidad de ser rebelde. Sin esa rebeldía no hubiera podido existir Picasso quien no pretendió ser un Velázquez en pleno siglo veinte. Ni un Miró, Ni un Dalí que utilizó su clasicismo para crear con él un mundo gráfico de incoherencia. La incoherencia, el disparate, lo ilógico, son rasgos característicos del teatro del absurdo, siendo también parte del inventario preferido en las novelas de James Joyce y los cuentos de Franz Kafka, y por supuesto el arte grotesco de Alfred Jarry está lleno de ellos.
Justamente Kafka, ha sido capaz de hacernos creer que un hombre se puede convertir en un insecto con toda naturalidad, Cortázar nos cuenta tranquilamente que alguien se saca conejitos de la garganta, Cunqueiro hace que un pueblo entero se eleve en el cielo. Pero lo increíble se sustenta precisamente porque estos autores nos lo presentan dentro de un marco totalmente creíble.
En un relato todas las palabras tienen su sitio, siempre que justifiquen su presencia. Por supuesto, hasta la redundancia es aceptable en la literatura; a veces, muy aconsejable. Pero para ello cada una de las palabras tiene que aportar algo.
Lo único que digo, en definitiva, es que en mi opinión cada palabra de un texto literario ha de ser necesaria, bien por contribución formal o por aporte informativo. Ese mimo por justificar lo que escribimos y cómo lo escribimos, es lo que acerca un escrito a la categoría de arte.
Finalmente, nada sacas con escribir un perfecto relato con todo en regla tanto en gramática como sintaxis si no tienes un final que presente al lector un reto o un giro inesperado.
Nota Aparte: Un apunte sobre coherencia y credibilidad
Indudablemente en La Página de Los Cuentos escribimos lo que queremos o podemos, teniendo cada uno su mérito en ello. Lo hacemos porque nos place, por catarsis, por un reconocimiento externo o lo que sea. El abanico de posibilidades es amplio; el aprendizaje constante. Una ayuda extra es bienvenida siempre, al menos de mi parte.
Los invito a compartir y debatir conceptos literarios. Resultará enriquecedor nutrirnos de la experiencia y conocimiento que cada cual posee, ya que fomentar el mejoramiento en la escritura individual nos hará crecer a todos, en tanto nuestras observaciones sean hechas con y desde el respeto, así como también ser capaces de recibirlas sin sentirnos atacados por ellas.
Bien mis queridos colegas cuenteros, esto es lo que me nació compartir hoy. Gracias por leer. Un abrazo, Sheisan
continuará...
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