Yo no podría dejar de escribir, el NO decir me atornillaría el alma a un desfile de desesperanzas compulsivas.
Dejo ir el amor, E no me necesita pero yo tampoco lo quiero de vuelta en mi vida. ¡Dejénme con mi maldita soledad!, en ella no hay dolores ni culpas, no hay mariposas que se comen los parásitos que se revuelcan en mi cabeza. Esos parásitos que se agitan desesperados y son un gran bolo de hilos blancos en el ascender de la náusea que aquieta mis prisas.
¡Hola imaginación!-alucino entre letras-, ven a vivir conmigo, no te prometeré lujos pero sí mi lealtad, mi fuerza creadora, mi rabia inconsciente, las voces que me habitan... todo lo tendrás si así lo quieres pero no me defraudes porque te haré pedazos.
Ya son horas en las que el sueño se asoma, silvando desde el paredón arrabalero una melancólica milonga, ya son estos los instantes donde hallan su razón de ser mis madrugadas, ebrias de promesas y lánguidas derrotas como las olas que chocan contra las rocas por la fatalidad que las agobia.
Triste historia de amor la nuestra, como el ruiseñor y la rosa,
tristes hombres que miran al cielo,
tristes letras que desfallecen en mis deshoras,
triste tu boca que conserva en su memoria mis aromas,
loca y rota,
aunque revienten mi corazón contra el asfalto
no me verás llorando,
sólo me conformaré cuando la conciencia castigue tus noches
y añores el amor
ante el vacío que te ofrezca el derroche.
El sueño ha llegado y me pica la nuca,
me rasca la lengua ante la falta de cordura,
los días dejan de ser cuando se usan de carnada las palabras,
cuando la imaginación llena las paredes de mi morada
con tinta y fantasías,
cuando los diablos que he parido vuelvan a la carne
acunando abriles y tristezas,
porque me harán falta certezas
frente a un pasado que me llame extranjera .
El sueño llega
para llevarnos a aquel lugar
en donde las almas se reinventan ...
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