Un día un hombre entra a su dormitorio, mira hacía el familiar sitio donde duerme, y, en lugar de una cama, encuentra un ataúd. Asustado el hombre sale corriendo de la habitación, baja una escalera y entra presuroso en una extraña estancia que es a la vez sala, cocina y comedor, donde una mujer que no es la suya, lava los trastes, y dos niños que no conoce, pasan el rato mirando la tele, sentados sobre un tapete. Entonces el hombre balbucea la palabra ataúd, y la mujer, cansada, termina su labor, los niños sienten frío, y, en fin, todos ellos piensan que lo mejor es irse a la cama. Cuando el hombre mira esto se da cuenta que está atrapado. No vive, erra, únicamente, atormentado por los recuerdos y el ingente deseo de escapar. No lo sabe, pero el Deseo es su obstáculo. |