_ Creo que se nos pasó la mano con el pedido de comida china_ Digo al ver la cantidad de arroz chaufán y pollo tipakay que nos quedó de la cena_ Además quedé con mucha sed; estoy más seco que pata de camello_ Río de buena gana.
_ Comiste demasiado_Gloria sonríe conmigo_ Al frente del hotel hay una licorería podrías ir a comprar algo para beber y después vemos alguna película.
_ Me gustó ese plan_ Respondo animadamente.
Con un ademán saludo al recepcionista quién mira la televisión que cuelga de uno de los muros; el aparato adorna la pequeña sala de estar ubicada junto a las puertas de salida del céntrico hotel.
Salgo a la calle cruzando la concurrida avenida en busca de la botillería; al ingresar entre los pasajes me percato de un gran bulto que yace tendido en la vereda, está justo a uno de los costados de la puerta de acceso al local. Al acercarme puedo observar que se trata de una persona en situación de calle.
Una fetidez insoportable precede el cuerpo de una anciana que pareciera rondar los sesenta años, ella descansa sobre unos mohosos cartones que ha puesto como colchoneta, la acompañan un par de flacos y tiñosos quiltros.
_ ¿Abuelita está bien?_ Pregunto al acercarme_ ¿No tiene frío?_ Los perros me miran indiferentes_ ¿Tiene hambre?_ Recuerdo todo el arroz y el pollo que nos quedó de la cena y me parece buena idea compartirlo con ella.
_ Si señor; tengo mucha hambre_ Responde temblorosa con un hilo de voz.
_ Espéreme acá_ Digo como un perfecto imbécil ¿Para adónde carajos iba a ir la vieja? Si por lo que podía apreciar ya estaba instalada para pasar la noche en ese sitio_ Voy y vengo_ Rápidamente compro unas cervezas y me retiro en busca del alimento.
_ ¿Para adonde vas?_ Pregunta Gloria al verme regresar y con claras intensiones de salir nuevamente.
_ Quedó mucho arroz y pollo. Vi una viejecilla en situación de calle que está justo al frente del hotel, tiene mucha hambre y pensé compartirlo con ella.
El recepcionista mira fútbol cuando nuevamente salgo a la calle; esta vez mira con suma curiosidad la bolsa que llevo en las manos desde ella se desprende un delicioso aroma.
_ Abuelita, le traje algo de comida calentita_ Sonrío al verla sonreír.
_ Gracias jovencito_ Agradece con una voz quebrada. Sus perros mueven simpáticamente los rabos al percibir que es alimento.
_ Le traje arrocito.
_ ¿Que me trajo qué?
_ Le traje arroz chaufán y pollito_ Repito más fuerte para que pueda escucharme sin dificultad.
_ Ahhhhh ¡Lléveselo no más yo no como arroz!_ Responde la abuela volviendo a acomodarse entre los cartones_ Mejor me hubieses traído una de aquellas cervecitas que compraste. ¡Me trajiste esa porquería de comida china!_ Ahora su tono adquiere cierta molestia_ Ese pollo agri dulce me cae mal para el estómago_ La abuela se abriga con una pesada y vieja cobija olvidándose de mi; los perros se echan cerca de ella y yo quedo parado a su lado preguntándome que carajos acaba de pasar.
_¿No te habías llevado el arroz y el pollo tipakay?_ Gloria se sorprende al verme regresar con toda la comida.
_ ¡A la vieja de mierda no le gusta el arroz!_ Digo algo molesto_ ¡Además el pollo le caía mal para el estómago!.
_ Bueno no te enojes que me da risa; entonces llévale también papel higiénico por si le da diarrea_ Gloria bromea de muy buenas ganas y ambos estallamos en una sonora carcajada.




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