Caminar sin rumbo quizas ya no cuente porque estoy tan lejos y . . . sin verte, sin tocarte. Camino sin darme cuenta de que solo camino.

Es tanto o tan poco lo que en mis manos ha quedado. Ya encontrare una forma que enriquesca mi vida en la puerta de mi corazón. Este frio profundo que me sacude a pesar de lo bien abrigada.
Es inicio del invierno en las horas en que el sol se oculta y la brisa es humeda y oscura pero no moja, es oscuro bordeado en verde y triste vegetación y helechos frios y oscuros, se asemejan a un tunel vertical rodeado de estos hierbajos entremezclados con bruma.

El agua escurre por sus paredes, cae como frias lagrimas lloradas por el muro y huele a humedad y la pared de enfrente sube hasta el infinito tapando el sol y las estrellas y no hay salida y no hay gravedad porque siento que estoy cayendo y pasan las ramas y el agua está estática porque sigo cayendo y no veo amigos porque ya no estan, porque cada quien ha hecho su vida menos yo, que no he podido ni he querido encontrar a alguien.

No veo niños porque nunca los he tenido. Siento que estoy cayendo en un abismo sin fondo no cesaré de caer y la oscuridad es mayor a cada instante pero no será absoluta y grito desesperada para que me saquen pero no me oyen por que no hay quien porque no tengo amigos que me escuchen, ni hay niños y solo me quedan mis recuerdos para pasar el tiempo.

Mientras continuo desplomandome y mientras escribo esto lo hago porque estoy cayendo y nadie me respondera. Si me estrellara en el fondo la agonia terminaria pero no será, porque es solo el abismo y perpetuemente seguire en el mismo y nadie me escuchara, solo el olor a humedad me hara sentir que sigo viva por que el agua esta quieta y porque caigo con ella.