Solo tengo para ti una sonrisa y las flores con que me presente a ti, te recuerdo muy erguida, muy puesta y comandanta de la ciudad.

Poseedora de una fuerza de voluntad propia a cuando la muerte que no espera te andaba tocando la puerta.

Me enseñaste muchas cosas aunque terca desde la concepción me impidió aceptar tú forma de dar amor.

Nunca me cansé de escuchar tus historias de viajes me hiciste soñar y creer que es posible que no hay que tener miedo sino vivir con diversión, encontrarle el lado amable a las cosas.

Dibujaste en mi memoria tu historia desde tu nacimiento, desde la partida de tu hermano, la de tu mamá, el nacimiento y posterior muerte de tu hijito y luego el nacimiento de tus otros bebes.

Me dejaste leerte como quién lee un libro muy interesante, que habrá sido no? que la vida nos permitió conocernos, desde que tu hijo me corrió a gritos de tu lado, me aguante y en mis silencios sufría porque no podía verte y mi dignidad me alejo de tu lado.

Recuerdas que antes de irme me despedí de ti y no sabía como decirte me voy, ahí si me dieron ganas de llorar, porque no sabía si volvería a verte con vida.

Todo ese tiempo estuve en dilación llamó, me acerco, voy? y si me botan a escobazos? o simplemente me cierran la puerta? y si lo toman por el lado de que yo no tengo dignidad y me arrastró por tu hijo? cuando en realidad yo solo quería saber de ti y al menos una vez más sonreírnos amablemente, finalmente creo que ambas nos habíamos tocado el alma.

En mi mente te veo en la casa que dejé, como siempre alimentando a tus cuycitos, o en la cocina preparando comida para un ejercito.

Odio que nos hayan separado de una forma cruel, y esa espina quedará allí, lo que me queda es que estoy con mi conciencia tranquila porque lo que yo te di e hice por ti lo hice por amor a ti y a nadie más.

No voy a negar que me sacabas de cuadro con tu impronta matriarcal pero sabes que nunca quise siquiera usurpar tu lugar a mi me gustaba verte Reyna del lugar lo hacías majestuosamente bien y te admiraba por eso, me decía a mi misma a su edad acaso yo podré hacer lo que ella hace?

Recuerdo la última guiñada de ojos que me regalaste fue en tu cumpleaños nro 81 para tranquilizarme.

Curiosamente en agosto se comenzaron a romper cosas en mi casa, ahora pienso si fuiste tú, recuerdo que amenazaste con ir a jalarle las patas a una empleada que tenías.

Sabes que estuve sufriendo, si es que las almas pueden viajar y has venido a verme, por la forma cruel y despiadada en la que tu hijo me botó de tu casa.

No voy a sacar en cara nada, pero si me lastimo mucho que él haya sido tan ingrato conmigo.

Pues ahora ha venido a buscarme y le he rechazado porque ya no creo ni confió en él y no le debo NADA, pero he aceptado conversar, te contaré como me fue.

Pero desde ya te anuncio que el burro de tu hijo es un gran menso seguro que salió a su padre.

;) espero que estés bailando donde sea que te hayas ido como cuando yo te hice bailar.