Somos calma
y tormentas,
Con incesantes
susurros
dibujo alegrías
sobre tu piel morena.

Mi corazón late con tanta fuerza que pareciese que saldrá expulsado de mi cuerpo en cualquier momento; además sé que es casi imposible poder controlar el estremecimiento que inesperadamente comienza a invadir todo mi ser, aun así intento mantener la calma.
Miro el reloj por quincuagésima vez y a pesar de todo saco fuerzas de flaqueza decidiendo golpear la pesada puerta por primera vez; estoy seguro que me has escuchado llegar.

Somos poesía
y cánticos sabor miel,
Con una lluvia
de besos estremeces
los cimientos
de mi mundo.

Abres la hoja de madera, más te escondes nerviosa atrás del umbral; allí es donde te descubro cuando ingreso a la habitación; oculta entre las sombras pintas una sonrisa en tu rostro al verme, en silencio nos abrazamos con una felicidad imperecedera. No requerimos de palabras para expresar el océano de sentires donde bogamos a la deriva en este instante. El tiempo jugó muchas veces a ser el más temido enemigo, pero terminó siendo nuestro más bello y querido aliado.
Con delicadeza tomo tu rostro con ambas manos, mirándote directamente a los ojos podría asegurar que te he amado desde mucho antes de conocerte, que te he amado desde mucho antes de llegar a ti.

Somos risas y lágrimas
cálidos abrazos
entretejen un relato.
Es nuestra historia
ella florece libre en la
pampa del Tamarugal.