Inicio / Cuenteros Locales / atolonypico / Hombre malo, cinco.
Aquel plus de vida que había recibido de la simbiosis comercial que formábamos José Mary y yo, hizo un antes y un después en mi existencia. Cuando parecía que caminaba hacia el precipicio sin remisión, apareció aquella mano salvadora. Una mano que había que cuidar, por propio cálculo, incluso por intereses egoístas.
Quizá por ello hicimos un viaje de incógnito a su pueblo- estaba agradecido con él y me presté a la experiencia. Nadie nos reconoció. Lo que hacen unas gafas de sol, una barba, el paso del tiempo y una cuidada indumenta. Así fue cómo se resarció de todo su pasado de abandono. José Mary era un ser que huía precisamente para poder ser libre. Al parecer era incompatible la vida a su alrededor y su salud mental e integridad como persona en aquel lugar que abandonó hacía la friolera de veinticinco años. Y lo que son las cosas. Con dinero en la cartera, y aquella cuidada apariencia, pronto todo el mundo quiso celebrar con él la amistad nueva sobrevenida. Aquéllo, tenía un lado profundamente triste. |
Texto agregado el 10-10-2017, y leído por 132
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