Inicio / Cuenteros Locales / tsk / Aventuras y desventuras de una meretriz en Barcelona, siete.
Aquel lupanar emboscado que era el pueblo había dado paso a otro, en mi vida, con más altas dosis de realidad. No quería ser testigo ni prestar connivencia a los más variopintos enjuagues del bajo vientre, reproductorios o no.
Así que me armé de valor y volví como se hace con un calcetín mi propia realidad de casta cómplice de putiferios soterrados, a protagonista en primera plana de tráfico carnal. Hay que ser consecuente con la imagen que una tiene de la realidad. Eran más que notorios los enjuagues y ardides amatorio- venéreos de la vieja villa. La opción era la complicidad o salir cortando a la ciudad. Como quiera que una- ya se dijo- no era atraída por morbos de este tipo, ni tenía afán ni vocación de virgen vestal, la salida era la de poner tierra por medio. Y allí nos juntamos en las Barcelonas todos los espíritus puros de las Españas interiores. Tantos que sólo el tiempo daría cuenta de nuestro hartazgo de silencios y complicidades con el resto del país. Pero esa es otra historia paralela, que sólo viene aquí a manera incidental. |
Texto agregado el 07-10-2017, y leído por 75
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