Viniste a caer y me quebré los brazos al recibirte. No hay duelos sin dolor, ni lluvias sin lamentos. Las calles despiden el golpe fijo de mi pies sobre el suelo y mi cara se empapa forzando la vista a la vuelta de la esquina. De la nada te convertiste en nada. Y en eso estuvimos de acuerdo.
Texto agregado el 05-10-2017, y leído por 114 visitantes. (2 votos)