Solo se escuchaba el sonido incesante de un motor fuera de borda, que impulsaba una pequeña embarcación que transportaba pasajeros y sus enceres a lo largo del rio magdalena y sus ciénagas, Emiliano Díaz, no encontraba acomodarse en las tablas desajustada de las bancas que hacían de sillas para los viajeros, las carcajadas de risa de los otros cuando José Herrera contaba uno de sus chistes pasado de tono, entretenían lo que parecía ser un viaje de más de cinco horas hasta la población de Bellavista, el ayudante despedía de su boca una fugara de humo de tabaco, quedando impregnado en la ropa de cada uno, muy cerca a Emiliano se encontraba una joven de tez trigueña, de cabellos ondulados largos, su rostro fileño marcaban unas cejas encontrada, que hacia juego con una nariz delgada y femenina, con un lunarcito negro en el pómulo izquierdo la hacían más atractiva, que era sumamente imposible no mirarla, para entonces vestía con unos jean azules ajustados que marcaban una prodigiosa cadera, una blusa traslucida que dejaba ver un hermoso ombligo marcado con un tenue bello que se perdía a lo largo del jean, entre los espacios de los ojales se podía admirar la redondez de un busto marcado por el encaje del brasier, colgaba de su cuello una cadena de oro que se perdía entre sus senos dándole una belleza inigualable, el color miel brillante de sus pendientes era igual al de sus ojos, y la fragancia que expedía su cabello por las esencias ungidas la hacían parecer la hija de un rey.
Esta joven mantuvo a Emiliana Díaz pensando en cómo hacer para entablar una pequeña conversación, pues nada la distraía, solo miraba a lo lejos el paisaje que se apreciaba cuando las garzas se amontonaba en un viejo tronco derrumbado que yacía a lo largo de un barranco, por un momento Emiliano se imagino besando esos labios de rojo-fresa que provocaban, luego fue interrumpido por una voz dulce apacible y angelical que le preguntaba ¿qué hora es?, ¿será que nos falta mucho para llegar?, en ese momento Emiliano sintió lo que nunca había sentido cuando una mujer le hablaba, de su estomago subió una sensación de ansiedad indescriptible que hizo que su corazón se acelerara mas, y una descarga de adrenalina hizo que sus manos sudaran.
Hacían un poco menos de siete meses, Emiliano Díaz un joven de veintitrés años con una estatura de uno ochenta, de manos grandes y anchas, su voz grave y envolvente lograban causar un efecto de admiración, era confundido por locutor de radio y eso le dada crédito con las damas, se había enamorado de Beatriz una joven de casa, de padres rectos y de buena estima no había noche que la visitera, y siempre en la terraza de su casa ellos eran la envidia de los despechados, una noche Beatriz soltó el llanto y marco en su cara una tristeza exagerada, Emiliano pensaba que por él era que lloraba, pero no era así y una noche que él nunca esperaba estaba muy linda y con una mirada extraña le dijo con su silencio todo termino, ella lo abrazo, pero eso sería la despedida , sin explicación se fue por el camino solo y llorando, su últimas palabras fueron el sol muere todo los día pero mañana renacerá. Para Emiliano esto era duro y juro no enmararse más.
Es la una de la tarde-dijo Emiliano después de ver su reloj en forma torpe, dejando ver su nerviosismo, aprovecho y pregunto ¿de dónde eres?, ¿Qué te trajo por estos lugares?... la voz impactante de Emiliano causo el mismo efecto de siempre, cautivante y varonil. La joven no dejo de mirarlo y desde ese momento fue una conversación amena-voy a casa de mi tía , me pasare una temporada, estoy de vacaciones y el ambiente diferente me hará muy bien,… solo espero que el pueblo sea agradable,- dijo la joven, sin dejar de mirar a Emiliano, que con una sonrisa se sentía satisfecho porque había logrado lo que quería, -te aseguro que te gustara es un pueblo muy bonito y lo más importante es que la gente es amable , ya verás que te gustara. y tú a que te dedicas vives en Bellavista o estas de paso.—veras vivo en el pueblo por cuestiones de trabajo soy odontólogo y me es imposible regresar a mi ciudad natal. Decidí quedarme, hasta que vea otra opción mejor.—dijo Emiliano ,,,sin importarle que hace un rato no encontraba acomodo en las tablas donde iba sentado- muy interesante ya tengo a alguien con quien hablar, por si me siento sola,,, -Bueno y a todas estas ¿¡cómo te llamas!?. Pregunto Emiliano con admiración... Ella lo miro y sintió que él podía conocer el verdadero nombre, sin vacilar le dijo Laura Martínez...
Hacían meses atrás Laura vivía con sus padres y ayudaba en la tienda con los quehaceres diarios común mente ella llevaba los pedidos, que los moradores del pueblo hacían un día ella se dirigió a la casa de doña josefina Duarte una mujer de gran admiración en el pueblo, la esposa perfecta, la mano derecha de Don Aníbal Gallardo un hacendado que no escatimaba en gastos para ayudar a los feligreses con él contaba todo el pueblo al llegar observo que la puerta de la sala se encontraba entre abierta, ella entro, quedo perpleja cuando vio a doña josefina con su vestido lleno de sangre un cuchillo en su mano, y al lado de ella a José miguel. un joven extremadamente atractivo el hombre perfecto que cualquier dama deseara. Cuando solía ir al rio a bañarse muchas mujeres comprometidas lo asechaban desde los matorrales, divagaban en sus sueños de fantasías cuando lo veían desnudo… también fue la envidia de muchos hombres… por lo agraciado que era.
Doña josefina, corrió de un salto y cerró la puerta, Aquí no ha pasado nada niñita- dijo ella con voz intimidante, ¿Qué ha hecho lo mato, lo mato,,, sollozaba gritando ¿por qué?. ¿Por qué?.
Si le dices a alguien diré que fuiste tú… y tu sabes que van a creer… soy una mujer de respeto.
Ahora vete de este pueblo o lo vas a lamentar.
Laura corrió , por toda la calle central hasta llegar a la casa de la abuela, le dijo que quería visitar a su tía en bellavista… que le regalara el pasaje, la abuela le dijo esperemos un tiempo debo reunir mucho dinero, y lo que tengo no me alcanza desde ese momento ella no salía de las casa de sus padres, hasta el día que viajaba en esa embarcación.
Es un bonito nombre, ¿espero que seamos amigos?... el silencio irrumpió en todos lo pasajeros cuando vieron que los goleros o buitres. Posaban en un cadáver que flotaba rio abajo. Miren el muerto no lleva muchos días, y va desnudo, parece un hombre… dijo José herrera quitándose el sombrero en señal de respeto cuando paso el cadáver… estas cosas se ven a menudo por estos lugares debe ser un forastero… ¡cómo! dijo Emiliano sorprendido, esto le hacen a los forasteros?, bueno no siempre mientras no se metan donde no lo llaman, el miro a Laura y sin pensarlo ella lo abrazo, en busca de protección. Pasaron muchas horas y el tema de conversación fue el muerto.
El motorista hace sonar una sirena indicando que llegaban al puerto de bellavista. Por fin llegamos dijo Laura,… pero a su vez no quería salir pues la compañía de Emiliano había sido lo mejor desde hace mucho tiempo, pudo pensar en una nueva ilusión tal vez, o en un problema si era hombre con compromiso. Te ayudo abajar… ben, él le dio la mano para que se apoyara, y tomaron camino a sus lugares pero la sorpresa fue más grande cuando ella se dirigía a la misma casa donde Emiliano era comensal, no puedo creerlo, esta si que es una increíble coincidencia… dijo Emiliano. Con un brillo de victoria en sus ojos,.. ya lo creo que es una sorpresa.