Inicio / Cuenteros Locales / tsk / Aventuras y desventuras de una meretriz en Barcelona,tres.
Nombres de guerra.
En esto de los prostíbulos es muy importante tener un nombre, al menos eufónico. No puede una dedicarse a la vieja profesión y llamarse Cirila, por poner ejemplo. Así, que lo primero que hice al entrar en el burdel fue buscarme uno, a requerimiento e informe de las compañeras, pues, en un principio daba mi nombre auténtico a la clientela. Craso error por dos razones. Una; porque se revestía de putez- con el auténtico- todas las esferas de la vida. Y, en segundo lugar, por dar cierto perfil de glamour- muy necesario desde una perspectiva económica- a la operación que nos llevábamos entre manos. De tal forma- como cuento- que en lugar de Luciana- el mío propio y con el que me presentaba en un principio- pasé a ser Luchi. Qué duda cabe; dónde iba a parar la diferencia. Era como ser otra. Hasta el acto- el sexual- me parecía otra cosa. Que si Luchi esto; que si Luchi aquello. Hasta yo misma me empecé a creer que era buena cosa lo de ser puta. Y es que bien pensado, una, no había sido más que una Lucci durante toda la vida. Eso descubrí en Barcelona; que allí en mi Mancha natal era una Lucci en potencia que sólo había descubierto su auténtica esencia en aquel lupanar de Barcelona. |
Texto agregado el 27-09-2017, y leído por 135
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Lectores Opinan |
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28-09-2017 |
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Una simple historia de burdel congelada en un personaje. Escrita con dureza, y tan sufridas como la vida de esas mujeres.Saludos. Deojota51 |
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