DESAYUNO...
Fuera quedaba todo. La vida era el amor.
Lo real era el cuarto, con sus sillas desparejas,
Un espejo roto, una vieja radio
Y un reloj que marcaba siempre la hora de llegar.
¡Espera!... Ya sé.
Al fondo la cocina con el desayuno a medio hacer.
Hay una taza de leche, papeles, las ocho de la mañana.
Y un diario tirado sobre la cama.
Una pava suena sin estridencia.
Afuera tropiezan las sombras sobre las baldosas.
Filtra el sol como una trompada
entre un pequeño agujero de la persiana .
Un mundo apurado detrás de la alcoba.
Todo estaba muy claro...
Por atajos de sueño y habitaciones sordas
Los jadeos aceleran con sus cantos
En una sola nota...
Respira el verano con su olor a jazmines,
En ese territorio de caricias y despertadores estridentes
Sobre una mesita de luz,
Esos cuerpos abandonan las almohadas,
Las sábanas, los besos,
Manotean apurados los picaportes
Y de pie ante el espejo interrogándose,
Cada uno a sí mismo,
Ya no mirándose entre ellos
En esa delgada línea,
El amante hace del amor su rehén.
Sabes bien de lo que hablo.
El tiempo acelera el corazón
Y se oye una música lejana,
Un chillido a gomas de colectivo en la esquina.
Y el cuerpo no quiere
Perder el otro cuerpo.
Un wassaps que no anda ,
Un mensaje caído al olvido.
Inventan de nuevo la razón de existir.
Esas bocas respiran con el nuevo compás
Y esas manos desvanecen, ya agotadas, sobre el cuerpo
Infinito del amante, en la sombra.
El pronóstico en la radio anuncia: va a llover.
De pie ante el espejo interrogándose
Cada uno a sí mismo.
Se amaban. Todo estaba muy claro.
(Minúsculo encuentro entre las partes de un todo)
Hasta aquí todo bien ¿No?...
Así es ella, me dije; la vida, la alegría...
Daniel O:Jobbel- |