...el imbécil como cada día entraba en la página de los cuentos,de fondo colocaba música de Satie...y como cada día improvisaba cuentos,relatos,poesías,etc... y los cibernautas leían con morbosos ojos para luego destrozar los textos o alabarlos,dependiendo de la vulnerabilidad y necesidad de cada cibernauta para sentirse parte de algo.El imbécil como presa de una creatividad venida desde el más allá,seguía escribiendo día tras día y los cibernautas continuaban leyendo...no entraban en razón del tiempo perdido,de que la vida se les iba en ese acto descabellado de creer que eso era arte,cuando en realidad solo era una trampa para cegar la creatividad propia de cada cibernauta que se consumía día tras día,año tras año...la vida estaba allí,fuera de la pantalla,en las hojas de los libros,los árboles...en la sonrisa de nuestros niños...en el ordenador del imbécil sonaba "el trino del diablo" Una vez mirada su obra,su texto esclavizador,desplazaba y posesionaba la flecha sobre "enviar cuento" y daba un clic...y otro idiota más ,caía en el juego.