PECAR DE INSOLVENCIA MORAL

Quien se engaña en el solitario,
peca,
se redime así mismo… y pena,
en el pecado la penitencia lleva.

Inicia un círculo vicioso
poco substancioso
enredado y terco,
a nada conduce
si acaso, si acaso, a la esquizofrenia.

Que hurto más grande a la verdad plena,
y se ejerce contra uno,
contra mismo ser con quien se come, duerme y sueña.

La mentira ejercida
se emponzoña e infecta
y, al fin se inocula en alma ajena
y eso se extiende
como una epidemia
y lo pagan todos,
a todos afecta.

Pero la verdad es terca firme y serena
y no recapacita, no merma
y muere el sujeto sin conocer el alma que lo sustenta
ajeno a su verdad
a su ser y a su existencia
que sin substancia…
¡cuanta estupidez engendra!.

¿No será más sano reconocer el error
enmendar la afrenta,
y dormir tranquilo a la pata suelta?

No hay que ser erudito
ni sabio ni experto
para hablar con uno,
para conocerlo
confiar a sus adentros
lamer la herida
y probar la fuerza de su yo interno
de su miseria, de su entereza
Juzgándose a uno,
con sinceridad completa
perdonando al alma con delicadeza.