Me imaginaba que pasarías por aquí y espero que leas esto. No sé si te gustará o no, si es apropiado o inapropiado, oportuno o inoportuno y tal vez sea un torpe al pensar que cuando se tiene algo bueno que decir, siempre está bien.
Ayer me volví a abducir en tu conversación. Han pasado años desde que recorrimos de la mano; la Puerta de Toledo, Atocha, Embajadores. Ha pasado tiempo desde que andábamos durante horas por las calles de Madrid y cada paso eran dos o tres palabras y cada palabra era sentirse más cerca.
No sé si porque eres casi tan alta como yo y nuestro andar en paralelo, con pasos igual de largos, se acomodaba al ritmo marcado por nuestras frases, o porque la conversación se fundiera en un abrazo de admiración, pasión y empatía; pero caminar a tu lado, siempre me transportó a un mundo, en el que mi cuerpo sonreía por dentro, mientras que mi cara, reflejaba la concentración en la atención, o en la búsqueda del orden en frases e ideas.
Recuerdo aquel día que nos recorrimos el Reina Sofía. Se me ha olvidado si vimos una exposición en concreto o fue la permanente, pero aquello era el fondo a tus ojos pardos, tu tez de piel fina y blanca, del mechón de pelo que te cuelga ondulándose hacia dentro y que señala el lunar que tienes en la cara y tu boca; cantaba palabras provocando mi sonrisa de complicidad.
Nos perdimos como el que camina por un bosque y el paisaje se queda en un segundo plano. Detrás de nosotros pasaban; Dalí, Rothko, Tapies y tu venerado Chillida; Antonio López, algún surrealista, cubista, minimalista, pop art, figuración, abstración, expresionismo y no estoy seguro si paseamos por el Guernica.
Ayer, como en un déjà vu, volvimos al Reina Sofía y aunque ya no somos los mismos que hace 3 años, el calor de tu presencia es igual que entonces, el que inspiró el primer poema que escribí en mi vida:
...No hubo promesas que no cumplir,
ni palabras sin sentido que sobrasen,
tan sólo miradas relajadas que comprendían
y escrutaban hasta descubrir
en la pupila del contrario “la belleza”...
Y si soy un cretino inapropiado, inoportuno y torpe; es por ello por lo que soy cretino, que mi única pretensión es que estirases los labios, practicando la curva de la satisfacción y decirte que; hasta cuando desvié mi camino del tuyo en mi obsesión y desorientación, siempre, entonces, antes y ahora, pensé lo mismo:
Deliciosa Laura. |