Septiembre a la distancia (o un 11 de septiembre en Cataluña)

El 11 me llegó por la espalda,
Entre cuerpos volcados a la pasión del cambio
A los gritos de rebeldía independiente.
Llegó clavando su memoria entre cuerpos fosforescentes de esperanza
Deslizándose en el espacio de la alegría libertaria.

El 11 me llegó de repente,
Caminando a la sombra de mi lejanía
Se abría paso entre golpes y lumas
Con la rabia entre los dientes y la injusticia entre los brazos
Se erguía nuevamente a romper con sus recuerdos el presente.

Dibujó presencias ausentes como vívidos espejismos bajo el agua
Sobre los tonos podridos de la represión conciliada, heredada y recurrente.
Sus luchas rojinegras y sus rostros incansables.

El 11 me llegó y me rompió con sus verdades
Naturalizadas en el seno de una sociedad marcada
La democracia que se jacta de ser nueva
Pero que en su frente lleva la muerte atravesada.

El 11 se metió en mis oídos, el pecho y la boca
Enarboló en mis rincones sus demandas trascendentes
Preguntó Dónde Están bajo los puños agotados
Y recitó eufóricas sinfonías del Nunca Más y para siempre.

Y así cerca, en lo lejos, el apagón entre las velas.