¡Qué raro que son los humanos!,
hacen brotar el llanto
en unos ojos que les brindaron
el secreto de su alma al mirarlos.
¿Son raros, Verdad?,
¿Tú eres humano, querido lector?,
no he comprendido la espera de los hombres,
esperan un protocolo para amar,
esperan a que suene el despertador
y que la rutina robe sus horas para soñar.
Son raros, despreciables y torpes,
ponen a descomponer la infancia
y cuando son adultos
matan sus neuronas frente a una pantalla.
Los humanos, los he conocido,
y de esa especie he proclamado el exilio
porque en sus actos primó la deshumanización,
siendo ésta el infierno que me sucumbió,
siendo el infierno del que tendré que sobrevivir
o ser carbón.
Le dije a un niño que no se fíe de los humanos,
una niña limpiaba con su lengua el plato
y me dijo resignada, que el almuerzo
era la única comida que tenía a diario.
Una vez un humano
me llamó amiga y me dio su mano,
¡hubiera jurado que le creí!
y cuando tuvo que mostrar su cariño,
me dio una patada que me abolló el alma
dándose lujos de grandeza
frente al supremo firmamento de estrellas.
Pobre humano, pobre tonto,
tienes un corazón y no lo escuchas,
tienes creatividad y al ego la regalas,
tienes una mente y no te funciona,
tenías todo en ti para descubrir
y fuiste por fuera
a buscar lo que te faltaba.
Dime lector, ¿tú también eres humano?
pobre tonto, pobre diablo
ya será tarde cuando comprendas
que de paso por esta vida andamos,
y de nada valía tanto mal, tanto daño. |