Pasó en un tiempo que pudo haber sido cualquiera, cuando yacía él sumergido entre conjuros y pócimas y fórmulas que moldeaban y daban vida a la ciencia más exquisita que pudo haber ofrecido su época, que la ambición de conocimiento y las flaquezas de su carácter más humano lo llevaron al encierro voluntario, apartándose completamente de cualquier atisbo de sociedad que pudiera concebir la cultura de su época. Encontró una solitaria cueva en una montaña lejos de todo, y allí instalo su laboratorio de ciencias. Amobló el lugar con sus libreros y escritorios y tubos de rayos catódicos y su gran variedad de libros que en términos generales resumían de forma muy precisa todo el conocimiento humano. Tapizó las paredes rocosas con las ecuaciones más excéntricas que pudo concebir su increíble imaginativo. La elegancia presente en cada razón matemática propuesta por él para examinar algún aspecto de la naturaleza tan pronto agotó la superficie finita del ahora elegante recinto que no tardo en cubrir el piso con papeles que en ocasiones daba por perdidos y que tenía que volvía a escribir. Sus estudios siempre abarcaron campos muy amplios. Estudiaba la naturaleza de los cielos una temporada, y a la siguiente los movimientos de los cuerpos en la gran bóveda celeste, siempre impulsado por las conclusiones obtenidas del estudio anterior. Construyó un telescopio nada modesto para la zona apartada del mundo en que se encontraba y lo utilizó para recolectar datos y mediciones, especialmente estudió los eclipses en el periodo en el que instalo el telescopio y llegó a conclusiones muy interesantes sobre su naturaleza y periodicidad. Fue algunos meses después que se interesó de forma desmedida por la naturaleza de los sueños. Empezó sus estudios anotando en cuadernos todo cuanto recordara haber soñado alguna vez y después anotando todo lo que recordara haber soñado la noche anterior. Poco a poco fue llenando cuaderno tras cuaderno, y observo que a medida que sus experimentos continuaban cada vez recordaba con mayor nitidez que era lo que había soñado, empezó a analizar el significado de sus sueños y observo que en marcos generales el significado del sueño dependía de su interpretación del bien y del mal, sin embargo, los artificiosos símbolos y máscaras terroríficas con los que el sueño se presentaba dependían de factores tan ambiguos que incluso podrían ser subconscientes. Este análisis lo motivó y, con la casi perfección alcanzada en el acto de recordar los sueños decidió tratar de soñar a voluntad. Empezó una noche con un sueño particular: Recordaba haber estado en la cueva que era ahora su laboratorio pero un brillo intenso lo obligo a salir del lugar. Por algún motivo que trató de analizar más tarde el brillo le causaba terror y repulsión. Al salir de su laboratorio se encontró en un mundo igual en apariencia al mundo real, pero sentía desconfianza. Esta sensación la atribuyó al hecho de ser consiente de estar soñando, cosa que el buscaba. Pronto el mundo conocido perdió los matices que lo definían y mientras él se alejaba más y más de la cueva el barniz de la realidad desaparecía en proporción a la distancia. Finalmente se vio rodeado por un mundo desconocido y completamente ajeno al mundo que sus estudios le habían podido revelar. Anotó en el margen de una hoja de su cuaderno el considerar analizar las leyes que podrían regir el comportamiento de aquel mundo extraño. Rodeado por aquellos extraños paisajes que solo podrían ser una tergiversación producida por su subconsciente de las leyes naturales que había descubierto, se sintió seguro y libre de la presencia de aquel resplandor que lo atormentó en su laboratorio. Pronto empezó a andar sin dirección alguna, solo guiado por las sombras que producía ese sol que él sabía que no era como el sol del mundo de la vigilia. El misterio flotaba como las nubes fantásticas que salpicaban el cielo inmaculado. Pasado ya un rato notó que el extraño mundo tomaba tonalidades pictóricas caprichosas, pasando de rojo al violeta, y del violeta al naranja o al verde, sin ningún tipo de patrón marcado por el espectro electromagnético. Mientras el patrón de colores se volvía cada vez más excéntrico el mundo empezó a emitir el sonido característico de un tubo de rayos catódicos. Con miedo noto que el mundo nuevo comenzaba a desvanecer su sólida irrealidad, apagando toda sensación y dejando que acontezca la nada. Comprendió a que podía deberse la situación y casi como una confirmación por parte de ambas naturalezas de forma abrupta, despertó. Aquel suceso fue para él una revelación de una naturaleza nueva, y una confirmación de la hipótesis de manipulación. El brillo que lo atemorizó era un estímulo demasiado nuevo como para sacar una conclusión. Decidió continuar por la misma línea sus investigaciones y anotó todo cuanto consideró relevante en sus cuadernos de apuntes. Al anochecer preparo su mente para el experimento y pasado un rato empezó a soñar: Esta vez estaba en un prado verde y precioso, pero ese prado le resultaba aterrador y repulsivo. Observo que el prado le producía la misma sensación de temor y repulsión que el brillo de su sueño anterior. Mientras se alejaba por el bosque que rodeaba el prado pudo notar que los canticos que produce la naturaleza conocida en tales circunstancias no existían en ese mundo. En su lugar le pareció escuchar el ruido que hace la maquinaria al levantar de la tierra una gran ciudad. Pasado un rato de caminata por el bosque, noto que la vegetación disminuía según una razón matemática que no identificó a primera vista, pero que luego descubriría que se trataba de la inversa del cuadrado de la distancia. No tardó en llegar a una región casi estéril que se extendía por algunos kilómetros (si es que el sistema métrico sigue teniendo sentido en aquel lugar extraño), y a lo lejos diviso la gran ciudad que había escuchado levantarse de la tierra. Caminó hasta llegar a la ciudad y cuando llego observo su magnificencia. Tal ciudad sería una ciudad de reyes en su mundo. Una ciudad digna de albergar los archivos más valiosos de la humanidad, y digna de ser el hogar de aquellos que moldearían la civilización tomando como centro del mundo a aquella ciudad inmaculada. Pero la ciudad estaba vacía. Sus habitantes habían decidido prescindir de su grandeza y se habían marchado. Se preguntó que acontecimiento habría hecho que aquellos habitantes de esa ciudad hubiesen decidido marchar. Decidió entonces caminar por sus calles y examinar sus galerías y sus aposentos y sus plazas y sus laberintos, pero se encontró sorprendido con que toda puerta y toda ventana en aquella ciudad estaba cerrada. Aplicando su postulado de poder controlar el sueño se concentró en este, y en la idea de que había una puerta abierta en particular. Después de pensar por un rato en este hecho, el hecho se hizo verdad. Se acercó a la puerta que había mantenido en sus pensamientos. La puerta resguardaba un edificio grande de pocos pisos. La arquitectura de los edificios de la ciudad recordaba a las construcciones victorianas. Abrió la puerta y se encontró con un amplio salón circular, cubiertas sus paredes por estantes llenos de libros y en el centro del amplio recinto un telescopio se encontraba calibrado y apuntando a hacia unas coordenadas específicas. Pasó un rato paseando frente a los estantes hasta que se decido por un libro. Este decía Tratado de Biología en el mundo de la No Vigilia. Ojeó hasta que encontró una sección que le llamo la atención. Sobre los orimáculos y su naturaleza. El texto argumentaba que estas criaturas eran las responsables del sueño en el mundo. Otro libro decía Modelos Matemáticos del Movimiento de los Astros en el mundo de la No Vigilia. Cuando ya se había visto sumergido en la complejidad de los argumentos y la suspicacia de las ecuaciones notó como un ruido distante empezaba a tener un valor en cada punto del espacio. Rápidamente sintió como el mundo comenzaba a desvanecerse y fue nuevamente consiente de lo que estaba por ocurrir. De forma abrupta fue devuelto a la realidad de su laboratorio, quedando toda su experiencia en el otro mundo reducida al concepto de sueño. De esta segunda experiencia pudo sacar una hipótesis fundamental y formalizar una idea. 1) El temor que sentía al empezar a soñar era una manifestación natural del cuerpo a querer profundizar en el sueño, generando rechazo al primer instante del sueño, que es el lugar más cercano al mundo de la vigilia. 2) La disolución del sueño en la nada era la manifestación mental del despertar. Sobre estos postulados fundamentales continuó sus experimentos y sueño tras sueño fue desmenuzando la naturaleza de los sueños hasta llegar a sus conceptos más primigenios. Descubrió que los sueños están regidos por las mismas leyes naturales que el mundo de la vigilia, pero en el otro mundo no existe el principio de causalidad. El fenómeno puede manifestarse, y de hecho lo hace, sin importar que hubiese sucedido antes o durante su manifestación, pero todo fenómeno es concordante con las leyes del mundo de la vigilia. Es así que puede cambiar de color el cielo como si de una aurora boreal se tratase después de haberse producido el origen de la vida en una mota de polvo que flota sobre el resplandor de la aurora, pero no podrá nunca existir en el mundo de los sueños una máquina de movimiento perpetuo. Podía volar en la profundidad del océano, o nadar en las nubes más altas. Esta idea de no causalidad derivó en el principio de la conciencia de la existencia, el cual dice que dado que todo puede ocurrir sin importar qué ocurra, entonces todo puede no ocurrir sin que se observe que ocurra, por lo que la naturaleza del mundo de los sueños estaría confinada por los límites de la perspicacia del observador, en una región aislada del mundo, ajena a todo lo demás. Durante mucho tiempo continuó experimentando y analizando estos aspectos del mundo de los sueños, desentrañando sus secretos más profundos y explorando sus efectos más singulares, hasta que empezó a considerar la singularidad del final del sueño, el momento previo a despertar en el que el mundo se disolvía en la nada y los matices que lo hacían distinguible se perdían en la vigilia. Acudió al principio de no causalidad y se preguntó qué ocurriría si empezara a soñar en las regiones del mundo que se fundían en la nada más absoluta. Cuando llego la noche preparó su mente y un momento después empezó a soñar: Esta vez el mundo de los sueños se le presento blanco y eterno. El mundo se extendía por distancias inimaginables y, como ya era costumbre en sus experimentos del sueño, se alejó re la región que le producía temor. Se concentró en el momento en que el mundo empezaría a desaparecer y espero paciente su llegada. Mientras pasaba el sueño puedo generar en la inmensidad el brillo de una estrella y el viendo de una brisa. Decidió moldear el mundo en la forma que le fuera fácil recordar y le diera más seguridad al momento de realizar el experimento, y cuando se halló cómodo se sentó a esperar el momento. Pasado el tiempo notó que el momento se acercaba. Noto como el mundo poco a poco empezaba a perder su sentido y como toda pieza de la naturaleza poco a poco empezaba a desvanecerse. Relajó su mente por última vez y empezó. El mundo empezó a perder el sentido con mayor velocidad a cada momento, hasta el punto en que el concepto de momento empezaba a perder sentido. Llegado a este punto mantenerse en el mundo de la no vigilia sería más complicado. Pronto empezó a pensar y a generar en el mundo que aun lentamente se perdía en la nada. Pero la velocidad de disolución continuaba en aumento. Empezó a pensar con mayor intensidad pero fue en vano. Todo pensamiento que generaba era envuelto en la nada como lo sería pronto todo lo que en ese lugar existiera. Paró y reflexionó. Se dio cuenta entonces de que su método estaba equivocado. No podía revertir la disolución del mundo de los sueños porque era él el que estaba despertando. Se dio cuenta de que necesitaría de un generador de sueños. Por lo que, mientras el mundo colapsaba sobre el mundo de la vigilia, se dispuso a pensar en aquel generador. Poco quedaba del mundo ya, cuando empezó a dar naturaleza al otro soñador, hasta que de forma abrupta despertó. Fue así como cada noche de sueño perfeccionaba cada vez más su creación. Cada pensamiento dotaba al soñador de alguna característica que lo volvía cada vez más humano, cada vez más real. Una noche le soñó un brazo, y otra noche un temor. Soñó y creó así a alguien y lo soñó durmiendo y le dio la libertad de soñar. Tiempo pasó y por fin su creación terminó. Al llegar la noche durmió y entró otra vez en el mundo de la no vigilia: El mundo era ahora silencioso y frio, pero no lo adornó con ningún pensamiento. Solo pensó en su creación y se dedicó a pulirla y refinarla hasta que el momento de la disolución llegó. Cuando fue consciente de ello puso a su creación a funcionar. Notó como el mundo empezaba a disolverse en la nada pero esta vez algo distinto estaba ocurriendo. El salto del mundo de la no vigilia al mundo común era mucho más abrupto que normalmente, y parecía darse por regiones asiladas. La propia naturaleza del mundo de los sueños se cortaba de golpe en fronteras irregulares y más allá de ellas se expandía el mundo de la vigilia. Notó como las regiones de la vigilia se expandían y lentamente cubrían todo el mundo de los sueños, impregnando cada punto del espacio con los campos que rigen sus propiedades. Empezó a reconocer su laboratorio y poco a poco todo su mundo empezó a ser reconocible. Su invento había tenido un efecto sobre el tránsito entre los mundos, pero ahora el mundo de la vigilia se expandía completo sobre su conciencia y él no había despertado aún. Se preguntó cómo pudo ser esto y la conclusión le arrebató un suspiro de sorpresa. Otro le fue arrebatado cuando confirmó la idea de que ya no podía soñar a voluntad en este mundo de la no vigilia impregnado por el campo de la realidad. Así fue como llegó al más importante de sus resultados en cuanto al estudio de los sueños se refiere, y es gracias a este resultado que él es considerada como el mayor experto en ciencia de los sueños que hay y ha habido, pues concluyó que su creación lo estaba soñando a él, y gracias al principio de no causalidad, lo había estado haciendo siempre. |