_ ¡Mira Jorge mi mamá!_ Grita mi padre dibujando una alterada sonrisa en su pálido rostro. Ríe con la mirada perdida en algún lugar de la techumbre del departamento.
Rápidamente lo tomo de los brazos rescatándolo desde las frías baldosas donde fuera a rodar después de perder el conocimiento. Jamás pensé que vería a mi abuela que lleva fallecida casi una década. Rápidamente bajo las escaleras con él apoyado en mis hombros.
.El vecino José Cavada nos espera nervioso en su taxi; nos aguarda sentado en la butaca del conductor con el motor encendido. Está allí desde que desesperadamente mi mamá pidiera su ayuda.
_ Te quiero Jorge_ Dice mi viejo con un hilo de voz; pareciera que se despide.
_ ¡Aguanta que ya falta poco para llegar al hospital. No te quedes dormido!_ Repito una y otra vez como un atómata.
_ Mi mamá viene con nosotros_ Su rostro palidece en unos segundos y aquella extraña sonrisa regresa a sus labios.
_ ¡Muévete hijo de puta!_ José Cavada toca desesperado la bocina de su taxi colectivo; una inesperada congestión vehícular nos detiene a dos manzanas del hospital. Puedo ver su rostro lleno de preocupación cuando nos mira por el espejo retrovisor.
_ Parece que tendremos que hacer el último tramo a píe ¿Te quedan fuerzas?_ Es en ese momento cuando me doy cuenta que mi viejo dejó de respirar, veo que ya no hay vida en él.
Bajo apresuradamente del automóvil alzando su inerte cuerpo sobre mis hombros. Corro las dos manzanas que me separan del centro asistencial; corro desesperado como si fuese un demente, corro los doscientos metros hacia la resurrección, corro con mi papá fallecido sobre mis hombros.

_ ¿Eres familiar del paciente con paro cardíaco?_ Me pregunta aquel hombre del delantal blanco que salió en mi búsqueda al patio del hospital.
_ Soy su hijo_ respondo al tratar de abrir una botella de agua para recobrar fuerzas.
_ Si te hubieses demorado tres minutos más no lo hubiéramos podido salvar. Eres todo un atleta, ví cuando llegaste a las puertas de urgencias con él en tus hombros. Afortunadamente pudimos reanimarlo a tiempo. Se quedará acá para hacerle unos exámenes de rutina; podrás llevártelo en un par de días más dependiendo de su recuperación.
Camino tratando de encender un cigarrillo para controlar mis nervios; voy de regreso donde dejé a José Cavada. Mi vecino pareciera discutir con otro conductor de taxi por un estacionamiento desocupado. Al llegar a su lado me pasa unos pañuelos desechables para secar las lágrimas que aun caían por mis pómulos.