Leo y releo en el home y en otras fuentes de información sobre muchas inquietudes humanas, de esas chulerias que "nos" preocupan a las personas y trato de vislumbrar humanidad en sus expresiones, pero es en vano.
Muchos hablan del querer, y me cuestiono ese cariño en el que gastamos nuestros renglones para exorcizar del corazón las pasiones que caducaron. La frivolidad de no tomarse en serio la lealtad que debemos ofrecer a otras personas ha hecho que todo tipo de interelación sea efímera y vacía.
Yo siempre desconfié del accionar humano, la madre que me tocó no se tomó en serio lo de traer un hijo al mundo y ni les cuento lo de traer tres hijos. Ella fue un fiel reflejo de lo que no debía ser y de intolerancia, por muchos años viví a la sombra de los otros, aceptando la miseria de mis inestables vínculos familiares.
Cuando los demás niños hablaban de sus padres, yo me acostumbré a decir que los míos se habían muerto, si acaso abandonar no es matar los augurios del presente, si acaso abandonar es saber que nada será igual y que no estaba en tus manos arreglar las cosas que determinaron tu rumbo.
Recuerdo pequeños períodos de la precoz infancia, mis sueños, las palizas de "madre" , el despertar del deseo, niña imperactiva e inocente ante las perversiones sexuales que forman parte de la cotidianeidad de los pobres, los regalos cuando los había y la madurez infantil de asimilar que habría otros días mejores.
Madre nunca nos enseñó el amor, no nos cuidó de los deseos incestuosos de otros, por ser una bruta y paria niña nacida en los barrios de las periferias no había derecho a usarme y tratarme como basura. La lástima degenera.
Los niños suelen ser muy crueles, guerra de piedras, excluyéndome de los hogares cálidos y volver contenta al precario rancho.
A veces madre con la boca rota por padre, otras la orina que se escapaba, el hambre y los piojos, la tierra en las manos y el alboroto de comprender el desamor como presagio de una vida profunda y tosca.
Madre se fue porque las cosas no andaban bien, tal vez hubiera querido tener otros hijos, de seguro pensó que no sobreviviríamos en el basural que nos dejó solos. Ella se largó buscando otro destino y yo, que aún me tragaba los mocos.
Madre quiso llamarme aborto cuando supo que habitaba en su vientre, nunca me quiso y desde esas tristezas he nacido, de la incertidumbre que me ocasiona el mundo he formado otros pequeños mundos, una guacha sin futuro y corrompida por el barro y el incesto temprano.
La sexualidad, los besos impuros entre el olor a invierno y pan casero, porque no había para comprar y había que ser ingenioso para que las tripas no dolieran de hambre.
En verdad, tampoco creí sobrevivir a mi madre ni a todo lo que vendría después, tampoco hubiera querido ser mi progenitora, siempre rompiendo los labiales de madre y jugar a pintarme en el espejo y ligarme un chancletazo, de amanecer temprano y pasarme a la cama de madre y orinarme o defecar a su lado y volver confusa a mi cuarto esperando el castigo. Era lógica la paliza y el baño frío, también los gritos.
Creo que madre fue infeliz y quiso escaparse de los demonios que había engendrado, no recuerdo ni un beso ni un abrazo de ella.
Yo tenía una cognición lenta, no pensaba en las consecuencias de mis actos y a pesar de no darme cuenta no era mi intención ser mala, algo se proyectaba en mi cabeza y siempre me abstraía de la realidad.
Madre se fue y la conciencia emergía opresa ante aquellos sueños que la retrazaban.
Madre pensó que me mataría la pobreza y la ignorancia, que me quedaría sin alma y sin decencia ante los deseos asquerosos y vulgares de los otros.
Aprender a defenderme y a esconderme de las manías de esos adefesios humanos, en un nuevo seno familar pasajero y desfavorable que tenía como cautiverio, en un cuarto desconocido con el verdugo de mi carne.
En noches donde la oscuridad llenaba los respiros y la conciencia, pedía por la ayuda de Dios pero tuve que sobrevivir por mi cuenta.
Celebraba el sol y daba temor el caer de la noche, el dormir temprano mientras que los otros hacían y cumplían los ritos de las familias tipo.
Dormir sin dormir y pensar en madre, en padre y en los hermanos como harapos de un pasado hecho pedazos. Pensar en no dormir antes de que llegaran los otros y hacerme la dormida ante su llegada.
Es una mañana de sol y mientras escribo, las nubes de la noche han ensombrecido el alma, alma que conservo de aquellos días de infancia en la instancia de eternidad en que el abandono cae dentro de mí reproduciendo resonancias.
Ha salido el sol y comenzaron a llover lágrimas,
doliendo todo lo que hemos perdido,
doliendo el amor y también la vida misma.
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Chiquilín de bachín , Polaco Goyeneche.
https://youtu.be/yyg1Lwwo1VA |