Como una antigua y sucia bolsa de golpear,
como la perdición de Sísifo y su castigo
en el rincón más oscuro del inframundo,
como la descomposición de nuestra basura
aplastada por la lluvia de la noche anterior,
como Dios, tu Dios impostor,
sentado en su trono de mentiras
llorando lagrimas de vinagre y hiel,
como eso
y menos que eso
estoy yo
Estoy, para abrir mi pecho
y que veas la astenia de mi corazón,
y la viscosa masa negra
impregnada a las costillas de mi dolor,
como el desperdicio de dos galaxias en colisión,
como la mugre en la mirada de la desolación,
como eso
y menos que eso
estoy yo
Y vos, conformándote
con las trabas del tiempo y la resignación,
feliz en el paroxismo de esta hermosa infelicidad,
apartada de mi moribundo cariño
aun palpitando en tu puerta,
en nuestra puerta,
en las puertas de la nada,
envuelta en la mortaja y la tiniebla
de esta miope rutina y su abominación,
engendrando caprichos,
buscándole esquinas a este círculo,
tan muerta en vida,
y tan orgullosa de estarlo.
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