Domingo luminoso...
Mi Abuelo se sentó y con disimulo empujó los ravioles recién terminados, para hacer espacio al termo y el mate.
La mesa de la cocina ya estaba resultando chica para tanto nieto ...
La Abuela, de espaldas, sin dejar de revolver el tuco, le dijo: “Mirá que si se te cae un raviol, te lo comés crudo”.
Él sonrió un momento y contestó: “¿y si lo como y me muero?”.
Ella muy seria lo miró a los ojos y dijo pensativa: “Si vos te morís, yo me muero contigo”...