La vieja estantería rezumaba a moho , un olor nauseabundo envolvía la estancia y la humedad y exceso de agua daban a la habitación tintes repulsivos; entre los restos , flotando sobre el mar, diminutos trozos de papel cuya faz marcada por el dolor continuaba sollozando, intuía el final; ella nació eterna, inmortal ,sobreviviría al tiempo y su historia perduraría más allá del descuido, no obstante allí estaba, agonizando en el mismo lecho en el que un día fue creada y entró a formar parte del mundo de los sueños . Era un sueño dulce, una melodía de amor y pasión, la sinfonía de la vida destruida...
¡Es el fin! Su alma inmortal había sido moldeada, aprisionada entre las garras de lo efímero; sí, sólo era un ideal expuesto sobre la muerte, un dios despojado del poder, la esperanza en un cosmos extinto.
De repente se vio elevada en el vacío, sintió la caricia, el último beso de amor; era Dios, lloraba, intentando recomponer a su bien amado, creyendo poderle volver a la vida, sintiendo todo el dolor que cupe en el mundo; su hijo, el legado perece antes que él; lamenta, dentro del egoísmo , la pérdida del billete, su pasaje hacia la eternidad destruido, las interminables horas, días que dedicó a la creación de la perfección sin percatarse de su limitación...pues el mismo universo, ilimitado, tiene fin y del mismo modo que fue creado será destruido.
La inmortalidad sólo es un sueño y al igual que en cualquier sueño al final despertamos y al despertar solemos borrar lo soñado; pues bien , este Creador sufre, ha despertado y conoce la verdad: no formará parte del recuerdo, única eternidad alcanzable y conocida, su Capilla no será la Sixtina y por consiguiente, no perdurará en el tiempo cuan Miguel Angel ( a quién algún día también desterraremos),y sus pasos serán borrados de la faz de la tierra, él también es perecedero...
El trocito de inmortalidad se escurría entre los dedos del escritor, parecía ser el juego su última voluntad, jugar a engañar al olvido, el gran agujero negro en el que nada sobrevive.
Antes de extinguirse dirigió el deseo final, la súplica del moribundo ,al Todopoderoso esperando , deseando que éste comprendiera su lenguaje:
-Padre, no me ignores, resucítame, concédeme una pizca de inmortalidad, recuérdame, no me dejes a la deriva, no permitas a Caroonte ser mi guía.
El papel comenzaba a desintegrarse , Jesse vio escrita, en aquel que antes fue, una palabra o quizá el mensaje que aquel quiso legarle , olvido.
Un escalofrío recorrió su cuerpo, el miedo se apoderó de él pues intuía que todo perecería menos él; algún día el temible titán dominará el cosmos, ese día nada podremos pero hasta entonces lucharemos pues es bonito pensar que siempre hay algo para recordar y alguien dispuesto ha abrirnos las puertas hacia la eternidad...
Sólo aquel que consiga adentrarse en el recuerdo sobrevivirá, sólo aquel que sea recordado alcanzará la inmortalidad... ...
Podemos luchar contra la ignorancia, retrasar nuestra muerte, no borrarla:
olvidar es recordarle
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