Es saberte a tres pasos y tan lejos, y tan tal vez, ni siquiera tan nunca.
Es dar un aletazo como por descuido y borrar las complicadas formas que las olas fueron tallando en la arena; y las conchas sepultadas y algún espinazo de pez muerto mostrándose ahora, saliendo de su escondite porque ya no está cubierto de carne putrefacta y no siente verguenza.
Es la lluvia que cae y lo inunda todo con su olor y nos empapa; y ya estamos limpios del polvo y el sudor, y es que en éste punto se me ocurra la más sensual de las escenas pero seguir lloviendo y mirándonos de lejos.
Es el olor a tierra al despertar en la montaña, el fresco en nuestras caras, el cansancio. Son los pájaros que cantan, el río que crece, el hombre del lugar que siempre aparece caminando con un perro, y es el amanecer.
Es la pastilla, el alcohol, no enterarnos que tampoco fue hoy, que con suerte mañana. Perderse en una canción, en un beso, en una cama. Saber que estará vacía de nuevo, y ocupada.
Es tu rostro que se pierde, es mi almohada, el desayuno, los seguros, las cartas. El nuevo día, que nos cansa. Y ya vamos a repetir el de ayer, el de hasta ahora, el de mañana; y ya vamos a esperar algo distinto, y ya vamos a no cambiar nada. |