Tú no eres un triángulo, ni un círculo. Tú no tienes forma, tampoco norma alguna, pues ninguna de esas figuras te define a estas alturas.
Yo entro en tu laguna y me mojo. De tu ser me despojo, pues soy el que ayuna. Allá en la puna hay una refracción de la luna que nadie ha conocido. Ha sido ácido escuchar tu sonido, encontrar lo perdido.
Sórdido, no sé dónde voy, no sé dónde estoy ni quién soy.
Diminuto, minúsculo, inverosímil pero sin similitud. Con actitud, virtud y sed. A favor de vuestra merced, entrego mi ser servil, serpenteando por sus curvas para descifrar su figura. La cual me cura, me depura con su luz pura, aleja la oscura incertidumbre de la cumbre de mis deseos, reos del ego, presos del ciego que me he vuelto.
Envuelto en un número perfecto y dorado.
Proporción áurea en una dimensión paralela, mi ser te anhela, yo te he soñado.
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