Día I, comienzo a ser, se inicia la gran aventura, ese gran misterio. Ante mí, un mundo raro, extraño, y por qué no, acuático; soy menos que nada, una minúscula mota dentro de una gigantesca bola. Pese a no ser gran cosa voy a ser la causa de grandes cambios, seré el protagonista de una nueva Odisea; burbujas, sí, eso es, me encuentro en una burbuja rodeada de una sustancia similar al agua.
Los días pasan, este mundo es cada vez más pequeño, me es casi imposible moverme, no es él, soy yo, soy un gigante en un mundo para enanos, me impaciento, no puedo... no quiero continuar aquí, necesito algo mejor, este mundo, sus muros me irritan, golpeo fuertemente esas barreras infranqueables, quiero más y mejor, este hilo conductor me puede, me es imposible continuar aquí.
Al fin, mi impaciencia ha ganado la batalla, mi persistencia sale victoriosa; siete meses llevo en este lugar, siete meses y ni un día más; llega el Día II (o mejor, el nuevo mundo) se abre una puerta, distingo una luz cegadora pero pese a ello y pese al miedo que me produce salir de unos límites sin tener una mínima referencia sobre el futuro, me arriesgo y me dispongo a salir. Algo tira de mí, qué sucede, voy a abrir los ojos, dónde estoy, sorprendido estoy sorprendido, eso es. Algo me coge, me levanta, es un gigante (y yo debo ser el enano), siento dolor, ¡maldito gigante verde!, creo que voy a llorar, no sé hacer otra cosa; vaya chasco, debería volver dentro, es un mundo raro , muy raro.
(Diecisiete años más tarde)
Me encuentro en medio de un mundo cada vez más caótico; este mundo se me queda pequeño, vuelvo a ser un gigante encerrado en un mundo para enanos, necesito espacio, más espacio y un poco de soledad, quiero salir y no sé cuándo ni cómo. Es incómodo, hostil y no me pertenece, somos demasiados.
No fue un buen cambio, sigo en una esfera pero ya no me pertenece, no soy libre, los seres que habitan este lugar me obligan, debo cumplir unas reglas establecidas la mar de tontas; no me gusta este lugar, me ahogo aquí, necesito más espacio, pero ya no veo ni creo en la luz, no sé si es lo correcto.
En todo este tiempo, demasiado, he sido nada, no he logrado lo que quería; somos producto de la nada, creemos en nada y hacemos nada (bonito y a la vez triste pensamiento), sin embargo la gente cree ser alguien y no se dan cuenta: son nada. Deberíamos creer ser nadie.
No puedo seguir aquí, voy a aventurarme, quiero algo más amplio, pero quiero garantías ; este sitio no me gusta, quiero salir, marcharme.
(Meses más tarde)
Puedo hacer nada, debo marcharme, buscar ese otro mundo a ser posible mejor , mi tarea aquí ha finalizado, aunque nunca la tuve, es absurdo continuar , mi existencia es dispensable, soy un humano, soy nada, soy prescindible, soy el absurdo.
Tengo el gatillo entre mis dedos, me marcho ,pero no busco un nuevo mundo: busco un nuevo yo , busco al absurdo menos absurdo de lo absurdo que se pueda llegar a ser; presiono el gatillo, Día III ¿quién sabe si hay Día III?
( algún día te lo contaré)