No había en la población un perfil de usuario Facebook más olímpico que el de él : ”Kevin, la maravilla”.
Su hiperbólica presentación virtual era inversamente proporcional a sus aptitudes cognitivas, no habiendo terminado la enseñanza media, poseyendo un vocabulario rudimentario y nasal y enfrentando la vida con una envidiable despreocupación por el futuro.
Kevin la maravilla lucía como un gentleman dentro del espectro estético de la juventud flaite. Su delgada figura se hacía notar entre los estrechos pasajes de la pobla con pitillos de marca, perfectamente limpios y a tono con la camisa rosada, yoqui albo, zapatillas espaciales.
Se había visto implicado un par de veces en asuntos de consumo y microtráfico de pasta, acusaciones falsas, porque la única culpa de Kevin la maravilla era ser demasiado ingenuo y hacerse cargo de las mochilas que sus socios le dejaban encargadas cuando veían acercarse a los caballeros de verde. El futbol era su fantasía. Una vez , cuando le tocó viajar a representar a su club deportivo a otra ciudad, salió a la cancha envuelto en un sueño fantástico, donde se sintió transformado en el Pitbull , en el Rey Kevin, en el chilean Messi . Tocó la pelota, con suerte, un par de veces, pero dio todo lo que tenía, y salió de la cancha con el convencimiento de haber regalado un poderoso espectáculo al exiguo público provinciano.
Kevin la maravilla, sin embargo, poseía un don extraordinario. Había sido bendecido con una exquisita habilidad para el dibujo, un trazo que era capaz de convertir endebles y grises muros de población en murales llenos de color y textura. Los dirigentes sociales y funcionarios municipales lo buscaban como eminencia a la hora de proyectos sociales para jóvenes y culturales.
La maravilla de Kevin, después de todo, consistía en llenar de luz los torturados rincones del barrio pobre, dulcificar la vista que las vecinas tenían desde las ventanas de sus cocinas, vivificar el telón de fondo para las fotos del Facebook de los cabros y perpetuar en la memoria del pueblo, con óleos y acrílicos, aquellas historias que no se deben ser nunca olvidadas.
(de "Relatos Breves del Chile no Turístico")
|