Hace rato que te espero, no sé porqué te estás demorando, dijiste que llegarías pronto, tal vez hubo mucho trafico en la vía y eso te ha retrasado, pero no importa seré muy paciente, ya todo está listo solo hace falta que llegues a dar tu consentimiento, te habrás echado el único perfume que usas, ese que te hace inconfundible y desata todos los sentimientos, hasta los más encontrados, pero esa eres tú y nadie puede cambiarte, a veces te demoras pero llegas con tu traje característico, para no impacientarme estoy escribiéndote, pueda que muchos te hayan escrito textos mejores que este, pero eso es lo de menos, te quería escribir porque se me dio la gana y punto, estoy como a cuatro metros de la puerta y de espaldas, no te veré entrar cuando entres a abrazarme y no me soltaras de ahí en adelante, no osaré huir de tu abrazo, lo necesito más que nunca, tal vez más que siempre, con mi daga estoy tallando tu nombre en la mesa, ya dibujé el moño, uno de los más bonitos que pudiera dibujar y que tú me enseñaste, ese moño es bello y nadie puede soltarlo, así es que el regalo será completo.
Siento un crujido en la puerta, debe ser que ya entraste, pero no me voy a dar vuelta, solo estoy esperando tu abrazo, la daga está cerca de mi garganta, estoy tentado de enterrarla, pero unas manos muy suaves me detienen, me doy vuelta y alcanzo a ver tan solo por unos instantes a la muerte en la puerta y a ti que has llegado en el momento preciso a recibir tu regalo, si no llegas me habría abrazado para siempre con la muerte.
AUTOR: PEDRO MORENO MORA
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