Te extraño, Zepol.

Hoy amanecí con ese sentimiento impregnado en el alma. Uno siempre extraña a las personas nobles y verdaderas que te brindan sus palabras, su calor y amistad, personas que raras veces te las cruzas en la vida. Personas que saben de antemano debilitar el dolor con una gran predisposición interna.

A veces me alejo pero nunca me desprendo de los pilares que han impulsado mi fortaleza, escarbado en mi grandeza, en mi humanidad. Personas que me han sacado el odio que envenenaba mi vida, mis sentimientos, que postergaba la concreción de mis sueños y me estancaba en medio de un desierto mental.

Escribo sobre Zepol, porque no es la primera vez que escribo de él pero si lo vuelvo a hacer es porque es una persona que me ha demostrado el material del que está hecho, a golpes de cinceles se forjó su gran esencia, vislumbrando en ella el origen de la belleza, a través de colores y flores que habitaban en su conciencia. Presiento que está listo para trascender, y su alma culminará las travesías en otros cuerpos. ¡Es que ya no hay templo que aguante tanta magia!

Han habido personas y amigos, pero pocos logran contemplar tu alma desde adentro de ella, pocos perduran en ella, y otros curan tus heridas o desnudan tus miserias y tus miedos para enfrentarte a su crudeza.

Supongo que te podrás ausentar de mi vida, Oscar, como también de esta página pero a mí no me importa, mi cariño te acompaña y lo que me has enseñado ni el transcurrir del tiempo borra.

Te regalo un verso eterno,
hazlo poesía o desvelo,
hazlo ensayo, tesis o un sueño,
hazlo perdón o pinta en él un cielo.

A menudo me canso de leer frivolidades, del amor que no fue o del tipo que no te brindó interés, me canso de leerme a mí misma, me aburren los que pueden hacer de la escritura un desagüe de palabras que no dicen nada y a eso lo llaman AMOR.

Tengo cuentos, capítulos de novelas y nuevos versos que arden en mi pecho pero eso es perdurable porque en mí la creación nace. Lo que no es perdurable es el ahora , y llegar a tiempo para hacerle saber a alguien que el amor no cambia ni son palabras amontonadas, el amor es gratitud y nos transforma.

Te quiero y te agradezco, Zepol.