Nunca imagine la lluvia sobre este declive.
Llueve, esta lloviendo para siempre.
Cada grano se ha perdido, se ha perdido el maíz amarillo
se han ahogado nuestras bestias en el lodo.
La esperanza gime, agónica en el fondo de un abismo turbio.
Nada si no la persistencia de la ruina.
Los vientos arrebataron nuestro techo
y duermo sobre madera mojada.
Para siempre las cunas están vacías.
Nunca más la clemencia del fuego,
la indulgencia bondadosa de la mañana limpia,
la certeza del mañana cercano.
Nada sino gotas duras sobre esta morada devastada.
Amor mío, consolador es el alivio
de que no sientas esta peste de animales muertos
y que con esa mirada alejada no veas la hiedra que crece en las paredes,
ni a nuestros hijos flotando sobre ríos imponentes y eternos.
Texto agregado el 20-09-2004, y leído por 147
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Lectores Opinan
20-09-2004
Ahí te mando mis cinco estrellitas por lo buena de tu narración. Es un suspiro, sin duda... gata_lectora
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