Mi ruta empieza por ese extenso bosque enigmático, cubierto de largas hebras laceadas como árboles empinados. Su aroma me atrapa, ¡me motiva a avanzar más y más! Me aproximo a un bellísimo frontis. Dos grandes y perfectos cristales verdes me observan. ¡A veces pestañean! ¡A veces se cierran! Pero sigo mi camino hasta el rincón prohibido.

Todos mis sentidos se unen a los tuyos. Hasta aquí interrumpo mi largo y apasionante recorrido, porque ahora estamos unidos en un contacto que gozo cuando lo repito. Sigo el viaje hacia el sur. Me encuentro esta vez en un lugar sensible, y acaricio con roces de arriba abajo, izquierda a derecha, esa parte delicada que une tu cabeza y el resto de tu cuerpo. Oigo tu suspiro, te agrada el recorrido.

He llegado a una zona inexplorada. Dos hermosas colinas me dan la bienvenida. ¡Por dónde empezar a escalar! No aguanto más, comenzaré por la izquierda. Beso tras beso las siento insuflar, y logro llegar hasta la punta que te hace excitar. Mientras que en la otra colina, mi mano suavemente logra sacar bellos clamores de tu boca. ¡Sigo mi rumbo hacia el sur!

Me aproximo poco a poco al territorio prohibido. Siento que preparas el camino para mi gran arribo. ¡Estás en el clímax! ¡Pronto distinguiré el brilloso riachuelo! ¡He logrado mi objetivo! Ahora separas tus largas extremidades formando el símbolo que indica mi victoria, porque he llegado al cobijo prohibido en donde, junto a mí, daremos inicio a una nueva vida.