Había mucha gente de pie fuera de un restaurante. Pasé de largo para observar lo que sucedía y me di con la sorpresa de que todos estaban viendo por el televisor del establecimiento un partido de fútbol. Mayor fue mi sorpresa al notar que en las otras pollerías y chifas también hubo gente atiborrada que trataban de ver el partido. Se empujaban y todo. ¡Increíble!

Personalmente, el fútbol dejó de interesarme hace tiempo. Pero si aún lo fuera quizás hubiera estado como esa gente. “Que suerte que ya no me gusta el fútbol, porque sino, sería un esclavo cómo ellos”.

El fútbol moviliza a mucha gente, la hipnotiza hasta dejarla fuera de la realidad, tanto así que mientras ven el partido ni cuenta se dan que en ese momento les están robando.