El invierno ha llegado a mi corazón, la penumbra se adueña de cada uno de mis sentidos, las mascaras que me protegían del exterior se han hechos añicos, ha sido un balde de agua helada el verte nuevamente tan jovial y alivianada sin embargo en esta ocasión no ibas sola, alguien más te acompañaba, un completo extraño, un impostor, un ladrón de ilusiones de estar nuevamente a tu lado, aquel que te tomaba del brazo y te hacia reír coquetamente como muchas veces lo hice yo, aquel que te susurraba al oído y besaba tu mejilla, aquel que era ahora dueño de tu atención.

Recuerdo aquella discusión que separo por completo nuestras vidas, al calor del momento existían muchos motivos que la justificaban, sin embargo al pasar el tiempo comprendí que no debí de darle tanta importancia y que se podría haber solucionado de muchas otras maneras, sin embargo nuestro orgullo y desidia fue más fuerte que el amor que aun te tengo, ahora que te veo nuevamente me doy cuenta de lo que perdí.

Me lleno de celos, aquel tipo que tanto odio sin siquiera conocerlo te abraza y disfruta tu presencia tus caricias y tus besos, aquel tipo comparte tus sueños e ilusiones, aquel tipo forma parte de tu vida, quisiera poder alegrarme de que hayas encontrado nuevamente el amor sin embargo aun persistía en mi ser la esperanza de regresar a ti, pero mi cobardía me impidió buscarte, y aquel tipo con su elegante andar te sedujo, y ahora vive mi vida.

Nuestras miradas por fin se cruzan, tu sonrisa desaparece y el nerviosismo te invade, nuestras miradas no se despegan, expresando algo más que las palabras, existe tanto por decirte, por aclarar, quiero decirte el vacio que me has dejado, lo difícil que ha sido salir adelante, la falta que me haces y justamente cuando me dispongo a actuar, aquel tipo te toma del brazo, tu agachas la mirada, siguen su andar y se pierden entre la gente.

José Miguel Torres.