...abrió una ostra chilena,las japonesas no le gustaban,estas eran pequeñas mas de todo su agrado,una carne consistente no como las japonesas que se derretían en la boca.en un lugar en el océano con su yate anclado y una vista de inmensidad,sonaba Dulce Pontes de fondo,.Simplemente estaba ahí,solo,recordando a su mejor amigo y compañero de viajes al rededor del mundo,comiendo ostras venidas desde muy lejos,del país de su amigo del alma que había dejado este mundo tan ingrato para algunos,ellos,ambos habían sido afortunados,la vida les sonrió muchas veces .Ahí estaba solo en algún lugar de un océano frente a Sorrento Italia,lugar que gustaba mucho a los inseparables amigos.Desde su yate miraba el escenario de Sorrento una mezcla entre humano y divino.A ese misma hora un par de imbéciles sin ningún mundo recorrido le enviaban notas de críticas por la puntuación,por el tratamiento de sus tiempos verbales,que sus textos eran malos,su libro de visitas estaba lleno de malas ondas y él no tenía pretensiones de nada ,solo quería escribir disfrazando a través de relojes,pescadores,timones,saltos al mar todo su dolor por la pérdida de su gran amigo,que un día de navegación desapareció para siempre en medio del Atlántico...y ahora desde mi yate no imaginario,ensamblado en Rusia,cierro la tapa de mi ordenador...Au Revoir. |