Aplastado por el peso de mis propios
pensamientos mal engendrados,
pero no por el del mundo
más de una vez como pretexto usado,
desesperanzado con milímetros de esperanza soy yo,
quien se aleja de los tibios rayos del sol
y se queja de su calor, buscando rincones
húmedos a las sombras y las sobras
de los vástagos roedores de mi soledad

Yo, el directo responsable
del déficit y decline de mi felicidad,
el único y más certero saboteador de los reflejos
de mis amadas primaveras,
el destello de mi juventud
reducida solo a materia de recuerdo,
yo, ese aullido encerrado en paredes de carne
a la hora en que se apagan las estrellas
y se cristalizan de hambre los estómagos

Ni súbdito ni erudito,
ni rendido ni entregado a las
retrogradas y falsas líneas optimistas,
que en circulo marchan, y como circulo se quedan,
ni plasmado de objetivos a futuro
ni anonadado por proclamas ni discursos,
solo vivo, solo erguido, con sed de fe individualista,
orgulloso a medio tiempo sin ser alumno ni maestro,
asfixiado por mí mismo y no por ningún prójimo,
yo, una contradicción permanente
con las dos caras de la vida.