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Inicio / Cuenteros Locales / foca_89 / Segundo relato; Cerdilia.

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Esto ocurre en mis vacaciones, lejos de mi tan extrañada y amada Tapiria, es una historia de infidelidad, pero soy humano y la carne es cálida y debe mantener el amor.

Las noches de soledad en aquel paisaje nocturno, tal vez fue el deseo de probar algo nuevo, algo diferente. Porque seamos justos, complacer a un tapir no es cosa sencilla...

Fue el más oscuro de los inviernos, me encontraba solo, pues decidí salir por mi cuenta para meditar, buscar en mi interior la respuesta correcta. Es un hecho que nuestras familias no aceptan nuestro amor, oh...Tapiria, cuanto te extraño, este tiempo es nuestro, es mío y tuyo en partes iguales, como deseo volver a tus brazos (o tentáculos), sabes que te quiero.

Pero a veces un hombre debe salir solo, encontrar sus propias medidas de acción para hacer del sentimiento enajenado algo real. Seguro desde donde te encuentras tu también me extrañas.

Eran las doce y veinte de la madrugada, un día cualquiera en mitad de mi jornada, vagaba por la carretera sin rumbo, en busca de un hostal donde pasar la noche, la brisa fresca me mantiene despierto y activo. Es una jornada de introspección, quería encontrar el método para escapar contigo, sin que tu padre lograse intervenir en lo nuestro. Me arrepiento desde el fondo de mi corazón, escapar de todo sin ti, es un castigo justo por estropear tu estilo de vida, amarrarte a un amor enfermizo, condenarte al llanto (si, los tapires también lloran, aunque no por los ojos).

Recorría este camino oscuro, o mejor dicho, muy mal iluminado, lleno de terrores noctámbulos que se albergan libres por las sombras de los árboles de antaño, observan mi andar, juzgan mi mirada perdida y lastimosa. Ninguno se acerca, solo sé que están, su presencia es real, acechan a la distancia pero nada; se cotillean, se burlan del viajero perdido. Pero estoy consciente del peligro, corro sin mirar atrás, doscientos, cien metros, lo que fuere necesario correr yo corrí, hasta que vi una luz, un edificio enorme con grandes chimeneas humeantes, había guardias de seguridad, entré por la puerta trasera saltando un muro en un punto ciego.

Era un sitio de tremendas proporciones, cosa que me facilitó el no ser detectado por nadie, solo buscaba un lugar para pernoctar y este me pareció de alguna manera el indicado. Tras abrir una puerta de cerradura algo enclenque me colé en el interior del inmueble. Oí pasos y me escondí tras una pared a contra luz, eran dos empleados del recinto, hablaban de matar, de sangre y malos olores, imaginé entonces lo peor. Uno le decía al otro sobre unos cerdos para el matadero, un nuevo envío, un nuevo cliente de la faena; ha de estar instruyendo al nuevo (pensé); pasado este temor de ser descubierto seguí recorriendo las entrañas del lugar, llegué a una habitación pequeña en la que había ropa de trabajo. Un overol, una máscara, guantes y botas de seguridad, el camuflaje perfecto, así podría quedarme allí sin que reconociera nadie mi aura afuerina.

Ya disfrazado me relajé y comencé a caminar tranquilo por los alrededores en busca de un buen sitio para pasar la noche. Pero la curiosidad me tenía atrapado, mi alma no se contenta solo con el disimulo, necesitaba saber si era verdadero el maltrato animal, si como se ve en internet dan tortura a los cerdos y los desollan vivos para mantener las carnes blandas antes de empaquetarlas y venderlas.

Me acerqué entonces al nuevo que estaban instruyendo rato atrás, seguro como recién llegado podría hacer causa común con otro "trabajador" que recién comienza su turno esta noche. Así fue, y me indicó el lugar donde tienen a los animales encerrados para comenzar el proceso.

Fue una noche fatídica, vi entonces de entre todos los seleccionados al cerdo más hermoso que nunca ojos humanos han visto, posé mi mirada y sentí latir mi corazón, sentí vibrar mis más profundas fibras, lo siento mi amor, lo siento Tapiria estás muy lejos y solo soy un hombre, un ruin y sucio hombre que no merece tu afecto. Me convencí a mi mismo de que era lo mejor, comenzar de nuevo, lejos de todo y sin ataduras, olvidar mis viejas cadenas y buscar alas nuevas.

Volví por donde vine al cuarto pequeño, sería difícil pero tenía que sacar de allí a quien dentro de una hora sería solo carne. Con un trapero viejo improvisé una peluca, con la ropa de mi mochila improvisé un atuendo femenino, guardé todo en el bolso y fui nuevamente por mi nuevo amor, en deseo quizás de sanar mis heridas. Estaban los obreros moviendo al ganado, haciendo que avance hacia su lecho mortuorio, hablé con el encargado quien obviamente me desconoció, dije dos o tres mentiras sobre mi función en la planta, me permitió acceder a revisar que todo estuviese en orden, avancé directo hacia quién me flechó.

-No temas pequeña puerca, estoy aquí para ti, no es tu noche, nunca lo será. No has de morir, no conmigo acá.

-Oink oink (sonidos de cerdo)...Porqué hace esto un humano, solo somos comida (su mirada parecía difusa y atónita).

-Lo hago por ti, el mundo puede arder en llamas y poco importaría, pero tú, maldición, tú me has enamorado a primera vista.

-Pe...pero...Oink (sonidos de cerdo)... todos los demás morirán...

-Deberás vivir con ello mi bien amada, yo estaré contigo para cargar esta tu cruz, acaso alguna vez han tenido buenos momento? Han tenido una vida digna que valga la pena seguir viviendo? Yo te la ofrezco a ti, ahora será una traición a los tuyo, mañana un nuevo comienzo.

Ella dudaba, no quería ser liquidada pero tampoco quería vivir sabiendo el destino de su familia, amigos y compañeros. Finalmente aceptó mi oferta, lloraba mucho, no pude consolarla como es debido, solo pienso que el temor a la muerte era superior y lo hizo por esa razón.

-Ten, ponte esto, disfrázate como humana y escapemos juntos de todo. Por cierto, mi nombre es Bob, lamento decirlo justo ahora mientras te estás acomodando la peluca.

-Mi nombre es oink (sonidos de cerdo entre sollozos) Cerdilia.

-Oh, mi querida Cerdilia...

Terminó de vestirse, nos encontrábamos al final de todo, nadie nos vio. Cogí su mano (pata) y salimos por la puerta de atrás (esas puertas son lo mejor de todo, cuando más necesita uno un escape o entrada discreta siempre se las encuentra).

Salimos del edificio hacia la entrada principal de la carretera, un guardia nos detiene.

-Qué hace un empleado saliendo de la fábrica a estas horas?

-Escapo con mi novia para tener un poco de intimidad, usted entenderá que en estás frías noches no solo se puede trabajar y ella vino a buscarme personalmente, no me haga decirlo, que se sonroja.

-Oink...

-De acuerdo amigo, pero vuelva pronto para que no se note su ausencia.

-No se preocupe, no será más de media hora (guiño, guiño-).

Así nos escapamos con Cerdilia, con algo de ingenio y picardía. Lo que pasó después, sin yo creer que pasaría fue precisamente eso, encontramos un motel a dos manzanas del matadero, ella tomó la iniciativa, practicante me violó. Su nariz con forma de enchufe...no pensé que podría usarla de esa manera...Su cola retorcida, que placer jugar con ella... Cuanta lujuria y pasión desbordados en ese catre, la cama se rompió, no soportó el peso de mi nueva amada...

Oh, mi Tapiria, te extraño, pero soy solo un hombre.

Texto agregado el 02-08-2017, y leído por 62 visitantes. (1 voto)


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