Las ideas y las decisiones son dos caminos que muchos a veces se cuestionan. Pese a eso, lo que se busca es actuar en base a lo que queremos o simplemente encontrarle sentido a lo que realmente hacemos, ya que finalmente la respuesta siempre estuvo y estará en nosotros.
El primero de los caminos que Él recorrió, fue demostrar que las ideas que tenía sobre el amor eran las correctas. El día que se enamoró, se sintió como un ser extraño, sentía que Ella era mucho para Él, como si fuera una princesa y Él un hombre extraño, como si Ella fuera un ideal de mujer y Él, el típico hombre que estaría dispuesto a todo por Ella. Un día, de hace mucho tiempo, decidió bordarle una chalina con el nombre de Ella y con mucho temor pensó en dárselo, pero sus ideas lo detuvieron. Siempre pensó que no tenía el suficiente valor para enfrentar esa idea del amor. Tiempo después, cuando ya no existía amor, se dio cuenta que arrepentirse nunca fue lo correcto. Entendió entonces, que en la vida y en el amor, no siempre se deben tener ideas y vivir con ellas, sino que se debe actuar en base a lo que realmente uno siente y no tenerle miedo a algo que no se sabe cómo saldrá.
El segundo de los caminos que Él recorrió, fue demostrar que las decisiones que uno toma son las adecuadas y necesarias en todos los momentos. El día que se enamoró y decidió decírselo, se sintió el hombre más dichoso del mundo (pese a tener una primera negativa, siguió adelante). Ella, fue feliz con Él en muchos sentidos y aunque hoy no siguen juntos, Él guarda siempre los mejores recuerdos de los días vividos y de todo aquello que significó felicidad en su momento. Entendió entonces, que en la vida y en el amor, no se puede andar sin saber qué decisión tomar, pues andar a ciegas en un mundo de luz, es algo que uno no se puede permitir.
Finalmente, Él entendió que el camino más acertado para recorrer, era aquel que tomaba en cuenta un sacrificio, pero no un sacrificio dejando de lado lo que realmente sentía, sino aquel que significaba reinventarse sus ideas y sobretodo las decisiones que no lo hacían feliz. Por lo que, sentado, se puso a pensar en todas aquellas ocasiones en las que pudo fallar y sobretodo encontrar una solución y cuando llegó al final se dijo a sí mismo: Definitivamente, el amor es importante, definitivamente las ideas y las decisiones son importantes, pero esta vez lo que realmente importa es cómo uno lo vive, cómo uno lo desarrolla y cómo uno lo enfrenta, ya que aunque ahora la vida, la familia, los amigos, Ella y Yo seamos el problema, también es necesario tomar en cuenta lo que realmente uno debe hacer, y aunque en la vida siempre se presentarán muchas situaciones o experiencias, no son necesarias todas para poder entenderlas y enfrentarlas, solo necesitamos analizar las ideas y las decisiones, aquellas que más problemas nos causan y cambiarlas por objetivos y esperanza como dos principios fundamentales. Por lo que siempre serán dos y siempre hacen falta dos. |